Si bien el recorrido de Anton Pilipa es una historia muy insólita, también es un testimonio de amor de los que hacen retomar la fe en la humanidad.
Esta es la historia del hombre que caminó desde Canadá hasta Brasil mientras su familia le dio por perdido durante 5 años

El hombre de 39 años oriundo de Toronto, Canadá, fue dado por desaparecido por su familia y por las autoridades en 2012. En ese momento Anton emprendió un viaje con sus propios pies rumbo sur. El hombre viajó desde Canadá hasta Brasil por caminos y carreteras, trepando de polizón en camiones, caminando y pidiendo aventones a los buenos samaritanos para así recorrer más de 10,400 kilómetros.
Please find attached a poster for Anton Pilipa, missing from #Toronto since 2012. pic.twitter.com/bGZLxeQk6Y
— Graeme Bacque (@graemebacque) June 26, 2013
En diciembre del año pasado, una oficial de policía canadiense-brasileña llamada Helenice Vidigal notó que el hombre no encajaba en el lugar y decidió acercarse. El encuentro ocurrió al pie de una carretera en el estado de Rondonia. Helenice lo llevó detenido por no tener identificación ni pasaporte y decidió comunicarse con la familia de Anton en Canadá. Afortunadamente, la agente encontró a su hermano, Stefan Pilipa, a través de Twitter, pero antes de que ocurriera el reencuentro Anton se escapó del hospital donde estaba y se internó en la selva del Amazonas.
A finales de enero pasado, fue localizado una vez más cerca de la ciudad de Manaos y las esperanzas del reencuentro se avivaron una vez más. Stefan decidió solicitar la ayuda de la comunidad a través de una página de GoFundMe para recaudar el dinero para costear su viaje, las gestiones consulares, los gastos médicos de su hermano y los pasajes de vuelta a Canadá. El apoyo no se hizo esperar y Stefan reacaudó $12,500 en cuestión de días. Ambos regresaron a Toronto el pasado 6 de febrero.
Stefan comentó en una entrevista sobre el estado de salud de su hermano: “Lo encontré muy desgastado. Su salud ya estaba empezando a deteriorarse. Lo encontramos justo a tiempo.” Anton estaba muy delgado y frágil y había perdido todas las uñas de los dedos de los pies debido a las largas caminatas descalzo en la selva.
De vuelta en Canadá, Anton fue arrestado y liberado bajo fianza debido a unos cargos que le habían impuesto por asalto y agresión con armas por un altercado en que estuvo involucrado en 2011. No obstante, no está claro cuál podría ser el veredicto del caso teniendo en cuenta su estado mental.
Ya desde 2009, su hermano Stefan y el resto de la familia venían notando cambios en el comportamiento de Anton y de hecho estaban buscando alternativas para tratar su enfermedad mental en aquel entonces.
Más allá de todo eso, resulta increíble que este hombre haya sobrevivido 5 años a la intemperie sorteando animales salvajes, traficantes humanos, el frío, el calor y el hambre. Pero más sorprendente aún resulta todo lo que esta historia nos dice a vivas voces.
Por una parte el tema migratorio está más vigente hoy que nunca. Mientras Donald Trump quiere poner un muro entre México y Estados Unidos y prohíbe la entrada de musulmanes a territorio norteamericano, este hombre atraviesa al menos 10 países sin documentación ni dinero. La historia de Anton nos recuerda que las fronteras son ficticias y más que nada existen en nuestras mentes.
El propio Anton explicó que a pesar de las personas malas que conoció por el camino, estos años estuvieron plagados de encuentros con gente solidaria que le ofreció ayuda desinteresada, especialmente en los últimos meses. El amor incondicional de su hermano y el apoyo de la comunidad para que este pudiera traerlo de vuelta son la parte más esperanzadora de esta historia. Anton, dentro de sus conflictos personales, demuestra cuán lejos pueden llevarnos nuestros pies por escabroso que sea el camino. Esta es definitivamente una historia de vida y esperanza.
“Sé que tengo mucha suerte de estar vivo. Estoy muy feliz de poder regresar con mi familia,” comentó Anton para la BBC.
También te sugerimos:






