Encuestas revelan que Hillary Clinton es tan poco popular como Trump, ¿qué puede explicarlo?

El mundo entero ha estado muy atento al proceso electoral estadounidense, incluso cuando aún se disputa quiénes serán los candidatos definitivos. La opción Trump había sido subestimada y ahora es prácticamente seguro que será el nominado del partido republicano. Y del lado demócrata, Hillary Clinton lleva la ventaja aunque Bernie Sanders le ha montado una oposición muy agresiva y los votantes -algunos- no parecen del todo convencidos con ella.

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Dos encuestas, la del New York Times/CBS News y la del Washington Post/ABC News ambas sitúan la desaprobación hacia Hillary en el 60 % y 57 %.  Eso la pone, sorprendentemente, al mismo nivel que Donald Trump en cuanto a detractores. El 64 % de los encuestados por NYT/CBS piensan que no es honesta o digna de confianza. Y sin embargo, sirviendo como Secretaria de Estado y antes de comenzar la campaña, esa desaprobación era del 35%. 

Intentemos elucidar con algunas explicaciones.

1. Trabajo, trabajo, trabajo

La hipótesis citada por el New York Times es que su larga carrera (y la de su familia, incluso una de sus hijas) al servicio del público y en cargos estatales y su temperamento en general la hacen ver fría, poco emotiva y en el peor de los casos, calculadora. El público no sabe qué la hace feliz, es todo "trabajo, trabajo, trabajo" y eso no inspira confianza.

Una segunda explicación es que "defiende intereses corporativos", o por lo menos, no está dispuesta a cuestionar a los ricos y poderosos. De esto la acusa Bernie Sanders -más "revolucionario" si se quiere- reiteradamente. La tercera explicación, es simplemente que es mujer.

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Contra el primer argumento -su personalidad- y el tercero, es muy difícil de luchar o que cambie la visión de público... El de la "defensa de corporaciones" es algo que Bernie, que se define como outsider político, suele sacar a relucir. Y sí, Hillary no ha sido nunca una oustider (una persona más distanciada).

Por último, el electorado que apoya a Trump realmente desconfía y resiente a Hillary, la opción más "convencional" dentro del partido demócrata: es lo más opuesto a Trump. Pero, ¿no es acaso Trump muy poco popular? Sí... y no. Veamos qué ve el público en él.

2. Los motivos de la popularidad de Trump

En primer lugar, Trump es un hombre exitoso de negocios. Los demás son losers (perdedores) y él es sinónimo de éxito, poder y dinero. Para muchos, en especial en la cultura norteamericana que busca "lograrlo", esto lo vuelve admirable. "¿Cómo no llevar este país al éxito si lideré una compañía que aplastó a la competencia?", sería el discurso.

Esto nos lleva al segundo punto que es clave en la retórica de Trump: su autoritarismo y su violencia. Sí, esto lo vuelve atractivo. "Él sabe lo que lo que hay que hacer frente a la amenaza", y en la percepción de una amenaza apela al recelo, a medidas totales (un muro, sacar a todos los musulmanes) lo que instantáneamente genera tracción en quiénes lo escuchan.

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Quizás la respuesta a la violencia sea un indicador mayor que predice quiénes siguen a Trump que los ingresos o la educación (aunque podría haber formas de relacionarlos).

Tercero, es auténtico y dice lo que piensa, "no como la mayoría de los políticos". Muchos piensan que la dinámica de estas elecciones se estudiará por muchos años venideros, pero ¿qué explica -históricamente- el rumbo actual de la política estadounidense?

3. Obama, el presidente más polarizante

"Obama, el presidente más polarizante" es lo que informaron varios titulares que circularon a raíz de una encuesta de Gallup hace unos meses. Significa que la gran mayoría de los republicanos no lo aprueban, mientras que la gran mayoría de los demócratas sí. Es partidismo. Y no es responsabilidad exclusiva de Obama sino que es la sociedad en sí que está polarizada.

Tres momentos históricos dieron lugar a consenso en la aprobación de presidentes en EE.UU.: JFK, después de su asesinato, Nixon, después de su renuncia (en negativo) y después del 9/11 cuando "había que estar unidos". Sin embargo, los últimos cuatro años de George W. Bush también fueron de gran división.

Algunos apuntan al nivel de cobertura, cada vez mayor, habiendo medios de gran alcance en Internet y conversación constante en las redes sociales. Otros, como el Wall Street Journal, dicen que en los útlimos veinte a treinte años la demografía estounidense ha cambiado: hay menos blancos sin títulos universitarios (la mayoría nucleados en el partido republicano), más minorías (la mayoría, demócratas), y más división entre las posturas que suelen asociárseles.

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Además de que la percepción de una amenaza (tanto como terrorismo como a "potencias y poderes extranjeros" (¿el auge de China?) o "intromisión" - pensemos en qué significa el capitalismo) es real.

Y el futuro sigue siendo incierto.

Paz