Existe una cuestión en la comunidad de la neurociencia que ha sido objeto de estudio durante años y es la forma en la que los seres humanos reconocemos los rostros.
En experimento con monos, especialistas descubren cómo el cerebro reconoce los rostros

Si bien ya existían varias teorías sobre la parte del cerebro que se encarga de hacerlo, estos nuevos avances han llegado mucho más lejos.
Como dijo uno de los neurocientíficos involucrados —el profesor Rodrigo Quiroga de la Universidad de Leicester— esta investigación es como «una revolución en la neurociencia» que viene a «resolver un misterio que data de hace muchas décadas».
Lo que la investigación reveló

Para realizar este proyecto los investigadores a cargo primeramente debieron convertir los rostros en secuencias numéricas. Para ello tomaron los rasgos más reconocibles de la cara de las personas para convertirlas en una secuencia de números. Estas secuencias fueron luego introducidas en una base de datos con cientos de caras expresadas en puntos.
Según indicó Doris Tsao —quien lideró la investigación en el Instituto de Tecnología de California— luego de convertir a los rostros en matrices numéricas «usted tiene 25 perillas que puede mover para describir cada curva del rostro».
En el modelo matemático de Tsao y su equipo cada número era el representante de alguna característica particular del rostro. Mientras un número podía dar información acerca de la distancia entre los ojos otro número podía brindar información acerca del color del iris o del tamaño de la nariz.
Sin embargo el grupo de investigación se vio sorprendido cuando encontró que entre su modelo matemático y el escaneo del cerebro de los monos existía una correspondencia. Es decir que aunque no fuera su principal objetivo este grupo de investigación neurocientífica logró replicar casi de manera exacta el modelo que usa nuestro cerebro para reconocer rostros.
Según señaló la propia Tsao esto fue prácticamente «un golpe de suerte» que derivó en encontrar el método más eficiente para la descripción de rostros que además tiene «una elegancia matemática sorprendente».
Los resultados

Después de haber encontrado la correspondencia entre el escaneo de los cerebros de los monos y su modelo matemático, este grupo fue capaz de desarrollar un algoritmo capaz de predecir cuál de los más de 100 rostros de la base de datos los 2 monos estaban mirando (incluso aunque estuvieran mirando las imágenes de perfil).
Según se indicó por parte de los investigadores fue suficiente con la medición eléctrica de las neuronas de los monos para recrear de manera casi idéntica la imagen que estaban mirando.
«Las mediciones fueron muy buenas y yo estaba muy sorprendida» señaló Tsao al respecto. Incluso ella reveló que al obtener los resultados le preguntó a su compañera si no se había equivocado al imprimir las imágenes debido a que la coincidencia era mucha.
Este modelo también se encargaría de derrumbar uno de los modelos con más aceptación en la comunidad de la neurociencia, que es el modelo de «la célula de la abuela».
Este modelo básicamente sugiere que las personas tienen una neurona en sus cerebros asociadas para cada persona —en este caso a la abuela— que se «enciende» o se activa cada vez que la vemos.
Sin embargo este nuevo estudio al demostrar que los cerebros al reconocer rostros funcionan como matrices matemáticas derrumba esa creencia.
Lo que implica

Según indicó la propia investigadora a cargo podemos imaginar que en un futuro estos mecanismos puedan ser utilizados en mecanismos más complejos como la memoria o la imaginación.
Respecto a la siniestra posibilidad de que los pensamientos de las personas puedan ser leídos gracias a este modelo matemático la investigadora se mostró más cauta.
«Realmente no lo puedo relacionar a eso». indicó. «Para mí es grandioso que podamos entender algo que ha sido tan misterioso».
Sin embargo ella señaló que puede imaginar en un futuro «aplicaciones forenses en donde se pueda reconstruir la cara de un criminal analizando la actividad cerebral de los testigos».
¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Qué aplicaciones podrá tener este modelo matemático en el futuro?
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