El peyote está en peligro de extinción y no es culpa de los huicholes

Existen dos tipos de consumidores de peyote: los que lo hacen por moda y aquellos que lo utilizan como parte de un ritual. La diferencia entre estos dos grupos no es sólo el objetivo del consumo, también es el cuidado y respeto que tienen por esta planta.  

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El peyote es una cactácea de aproximadamente 12 cm de diámetro, color verde oscuro o gris azulado, sin espinas y con vellosidades blancas (como plumas de algodón) y, en ocasiones, con una flor blanca o rosa en el centro. Crece en el desierto del norte de México y el sur de Estados Unidos y sus propiedades medicinales y alucinógenas han sido ampliamente debatidas.

Entre los wixárikas (huicholes), coras y rarámuris (tarahumaras) el consumo de peyote no es una práctica recreativa, se trata de una ceremonia íntimamente ligada a sus creencias. Estos pueblos  utilizan la lophophora williamsii (su nombre científico) para tener mayor resistencia en largas jornadas y caminatas extensas.

Claudia Luna Fuentes, directora de Divulgación Científica y Proyectos del Museo del Desierto, explicó para Conacyt que en el caso de los habitantes del semidesierto coahuilense: “El consumo de esta planta se hace en espacios controlados y en ceremonias de los grupos, jamás los vas a ver consumirlo por diversión. Son ambientes controlados, tienen propósitos y forma parte de la educación de estos pueblos sin prejuicios, como algo que es malo o moralmente incorrecto”.

Imagen Shutterstock

La también maestra en ciencias hizo hincapié en que el peyote está riesgo de desaparecer y es considerada como una especie sujeta a protección especial por la Norma Oficial Mexicana 059 (NOM) 2010. “Es una planta que está en riesgo de desaparecer por el consumo descontrolado por parte de nosotros que no pertenecemos a estos grupos (huicholes, coras y tarahumaras); se hacen devastaciones y saqueos, además cuando las autoridades recuperan las plantas, las queman en lugar de reintroducirlas, lo manejan como droga”, señaló la especialista.

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Además, comentó que es muy importante la conservación del peyote y comprender la visión de los pueblos que lo consumen como parte de sus rituales, pues ellos tienen un concepto de sacralidad que les permite protegerla y no arrasar con ella.

Como dato adicional, la maestra Luna Fuentes también detalló que esta cactácea no sólo tiene mescalina (elemento alucinógeno que produce cambios en la percepción sensorial), también contiene otras 55 sustancias psicoactivas y más de 100 alcaloides diferentes. Aunque existen varias especies de peyote, se pueden dividir en dos grupos: Lophophora williamsii y Lophophora diffusa. La primera es la más conocida, se puede encontrar en Coahuila y sí tiene mescalina. Por el contrario, la segunda especie no produce esta sustancia y sólamente crece en Querétaro.

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