Cuando se trata de la historia estamos acostumbrados a estudiarla en los libros. También vemos algunas cosas en los museos y hasta podemos escuchar sonidos del pasado, preservados para ese fin. En lo que respecta al estudio histórico, el gusto y el olfato quedan normalmente por fuera. Sin embargo, hay formas de catalogar los aromas, como lo hace Cecilia Bembibre, de la Universidad de Londres.
¿El pasado puede olerse? Conoce a la científica que trabaja preservando los aromas históricos

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¿Por qué es necesario catalogar aromas históricos?

Para Bembibre, «los olores nos ayudan a conectarnos con la historia de una forma más humana». Está claro que es uno de los sentidos fundamentales para los humanos, así que es lógico que quieran conservarse también de alguna manera. Uno de los métodos usados es colocar el objeto en una bolsa sellada, poniendo luego una fibra de carbón absorbente para capturar los componentes orgánicos.
La otra forma es a través de la difusión pasiva, dejando una esponja de carbón en un ambiente y permitiendo que absorba los aromas circundantes. Luego de eso se pasa por un cromatógrafo y espectrómetro, lo que permite saber los componentes químicos de determinado aroma. Para ella el resultado es como una receta: «quizás en cien años alguien quiera reproducir ese olor».
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¿Qué lugares se usaron?

(Catedral de San Pablo)
Para hacerlo, la científica viajó a lugares históricos, en general casas con un pasado rico y muchos olores de todo tipo. Gracias a algunas narices artificiales y su conocimiento de química, está logrando guardar esa información. Actualmente se está centrando en dos lugares de Londres, la casa Knole, habitada por la misma familia desde el siglo XV y la biblioteca de la Catedral de San Pablo, llena de antiguos libros y muebles.
En la casa Knole no solo seleccionó algunos objetos para guardar sus aromas, sino que el archivo familiar la ayudó a tener un contexto de ellos. Por ejemplo, uno de los preferidos es un viejo guante probablemente perfumado, así como libros e incluso un disco de vinilo de épocas más recientes.
Aunque este método nos dice la composición química, al equipo de trabajo le interesa saber más sobre el contexto. Son las personas las que deciden cuando un olor es agradable o no, cuando es útil preservarlo y qué significa en un momento determinado. Es bueno de todas maneras saber que cada vez hay más información al respecto.
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