“El Cabaret de la muerte”: la curiosa historia del edificio del Museo oceanográfico de Montevideo

Imagen Wikimedia Commons

Seguramente hayas pasado más de una vez por el Museo Oceanográfico de Montevideo, un hermoso edificio ubicado en la curva de la playa del Buceo. Pero ¿conocés la historia de ese edificio? Seguí leyendo para conocerla…

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En 1910, en el mismo predio estaba ubicada la morgue del Cementerio del Buceo pero una vez inaugurada la Facultad de Medicina, la morgue cayó en desuso y el predio quedó abandonado ya que nadie quería vivir ahí ni poner un local. Los rumores decían que muchos espíritus se habían instalado en el lugar.

Pero en 1925, un italiano dueño de varios cabarets en la zona portuaria de Montevideo, vio en ese predio el lugar ideal para un cabaret.

"El Cabaret de la Muerte"

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A principios de 1930 se terminó su construcción y fue una revolución para la zona, la calidad y el lujo del edificio pueden admirarse hasta el día de hoy. El dueño tenía la esperanza de que con el Mundial de fútbol de 1930, iba a llegar mucho turismo que le diera éxito a este emprendimiento, pero no fue el caso. Su dueño también era propietario del Royal donde llego a cantar Carlos Gardel.

Con el nombre de El Morisco (aunque todos lo conocían como El Cabaret de la Muerte por la zona en la que estaba ubicado), era un sitio de copas muy caro con un ambiente aristocrático. Se convirtió en uno de los favoritos para los clientes de mucha plata, con ilustres apellidos y muchos vicios.

Su construcción, que se mantiene en el Museo Oceanográfico hasta el día de hoy, siguió un modelo de arquitectura árabe.

Muchos empezaron a comentar que el nuevo cabaret estaba “maldito”, que el hecho de haber sido construido sobre la morgue era de mala suerte y el cabaret comenzó a ser cada vez menos visitado a pesar de todo lo que ofrecía. Esto se sumó a un asesinato que ocurrió en el local y que terminó por ahuyentar a los pocos clientes que quedaban.

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El lugar volvió a quedar vació y en 1934 fue designado como sede de la Estación Oceanográfica funcionando como tal hasta 1940. Una vez más el lugar fue fiel a su leyenda cuando los trabajadores comenzaron a negarse a entrar al local luego de que una de las empleadas apareciese muerta en el baño.

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El edificio se remodeló en 1955 y a principio de 1956 pasó a ser el Museo Zoológico Dámaso Antonio Larrañaga.

Rumores aseguran que antes de su inauguración, varios sacerdotes de la orden de los Jesuitas hicieron una limpieza espiritual del local para deshacerse de los espíritus malignos que lo habitaban. Desde entonces no ocurrieron más hechos de violencia o asesinato en el lugar, aunque algunos trabajadores aseguran que por las noches se escuchan ruidos extraños.

Sin duda una historia muy curiosa de un edificio de Montevideo que vemos a menudo pero la gran mayoría de las veces ni reparamos en él.

¿Qué te parece la historia? ¿Ya la conocías?

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