¿Quién podría estar pensando en acondicionadores de pelo cuando está enfrentando un apocalipsis nuclear? Por extraño que nos parezca, la ciencia es muy precisa sobre este punto y advierte que emplear acondicionador en este contexto podría ser letal para la vida humana.
El acondicionador es lo último que deberías usar en un apocalipsis nuclear: ¿por qué?


Cuáles son las recomendaciones ante un apocalipsis nuclear
Durante un ataque nuclear, el material vaporizado como resultante de la bomba se combina con los subproductos de la explosión y se crea un polvo radiactivo que los científicos llaman «lluvia nuclear» y que contamina todo lo que toca.
Por esta razón, los sobrevivientes de un apocalipsis nuclear deben quitarse toda la ropa, lo que podría eliminar hasta el 90 % del material radiactivo. También es recomendable bañarse con agua, jabón y champú, procurando sacar lo máximo posible de los residuos mortales.
Es muy importante restregarse bien el cabello ya que las partículas de polvo nuclear son tan diminutas que pueden alojarse entre los mechones de pelo. Y es que esta parte de nuestro cuerpo está hecha de escamas superpuestas, lo que lo convierte en un escondite perfecto para el material dañino.
Es entonces que la ciencia advierte: jamás usar acondicionador después del lavado del cabello porque este puede fusionar el material radioactivo al cabello, y ocasionar que las partículas mortales sean extremadamente difíciles de eliminar.
¿Por qué el acondicionador es tan peligroso ante un ataque nuclear?

Llegados a este punto podemos preguntarnos por qué el champú sí puede usarse y el acondicionador no ante un ataque nuclear. Y la razón está en la composición de cada uno de estos productos del cabello.
Según los expertos, a diferencia del champú, el acondicionador posee ciertos compuestos, principalmente tensoactivos catiónicos (como cloruro de cetrimonio), silicona (como dimeticona) y polímeros catiónicos (como cloruro de guar hidroxipropiltrimonio), cuya función es precisamente bajar las escamas para alisar el cabello de una persona.
SI el polvo nuclear cae en el cabello y nos lavamos el pelo con acondicionador, estamos dejando atrapadas allí abajo las partículas mortíferas.
Además, este producto tiene sustancias oleaginosas y pegajosas que quedan en el pelo aún después de enjuagarlo, lo que podría facilitar que el material quedara impregnado y se aumentara el riesgo de exposición radioactiva de la persona.
Por esta misma razón, si uno se encuentra en medio de un apocalipsis nuclear, tampoco debería aplicarse en el cuerpo ningún producto aceitoso –como las lociones para la piel o los cosméticos– ya que estos productos también acumulan polvo radiactivo.
Y aunque probabilísticamente la mayoría de las lesiones de un ataque nuclear provienen de las heridas por la explosión y los derrumbes asociados, no está de más seguir las recomendaciones científicas y evitar aumentar los riesgos de una contaminación radiactiva, ya de por sí tan destructiva.









