Dylan: estos 5 momentos de tu discurso tienen demasiada vida como para morir en el olvido

«¿Es lo que hago literatura?". Bob Dylan nunca imaginó que llegaría el día en que debería hacerse esta pregunta ─y nosotros tampoco─. Pero así fue. 

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Tras muchas idas y vueltas, el artista estadounidense decidió al fin aceptar este reconocimiento e hizo público su discurso oficial. En este, Dylan evoca sus raíces musicales y literarias, y se convierte en el narrador de las tres historias que marcaron su percepción vital y su creación musical.

De la fuerza y la sencillez de este discurso, nacieron estos momentos memorables:

1.Cuando escuchaste a Buddy Holly en vivo por primera vez

«Era poderoso y electrizante y tenía una presencia imponente. Yo estaba a solo seis pies de distancia. Estaba hipnotizado. Le miré la cara, las manos, la forma en que marcaba el ritmo con el pie, sus grandes gafas negras, los ojos detrás de las gafas, la forma en que sostenía su guitarra, su postura, su traje elegante. Todo él. Aparentaba más de veintidós años. Algo en él parecía permanente, y me llenó de convicción. Entonces, de repente, sucedió lo más extraño. Me miró directamente a los ojos y me transmitió algo. Algo que no sé lo que era. Y sentí escalofríos».

2. Cuando comenzaste a forjar tu unicidad

«Cuando empecé a escribir mis propias canciones, la jerga folk era el único vocabulario que conocía, y lo usé.

Pero yo también tenía algo más. Tenía principios y sensibilidades y una visión informada del mundo. [...] Don Quijote, Ivanhoe, Robinson Crusoe, Los viajes de Gulliver, Historia de dos ciudades, y otras lecturas típicas de la escuela secundaria me dieron una manera de ver la vida, una comprensión de la naturaleza humana y un estándar para medir las cosas.

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Quería escribir canciones que fuesen diferentes a cualquier cosa que alguien hubiera escuchado, y estos temas eran fundamentales».

3. Cuando rescataste dos de las citas más fuertes de Moby Dick

« Moby Dick es un cuento marinero. Uno de los hombres, el narrador, dice: "Llámame Ismael". Alguien le pregunta de dónde viene, y él dice: "No está en ningún mapa. Los verdaderos lugares nunca lo están».

Y: «El camino hacia mi propósito fijo está puesto con rieles de hierro sobre los cuales mi alma está diseñada para rodar».

4. Cuando nos recordaste el poder transformador de un buen libro

« Sin novedad en el frente era otro libro que también encajaría en mis canciones. Sin novedad en el frente es una historia de terror. Este es un libro donde pierdes tu infancia, tu fe en un mundo con sentido, y tu interés por los individuos. Estás atrapado en una pesadilla. Sumergido en un misterioso remolino de muerte y dolor. Te estás defendiendo de la eliminación. Te van a borrar de la faz del mapa. Había una vez un joven inocente con grandes sueños de ser concertista. Hace un momento amabas la vida y el mundo, y ahora estás disparando».

5. Y cuando reivindicaste la vida del arte

«Cuando Ulises en La Odisea visita al famoso guerrero Aquiles en el inframundo  ─Aquiles, que cambió una larga vida llena de paz y alegría por una corta cargada de honor y gloria─ le dice a Odiseo que todo fue un error. "Acabo de morir, eso es todo." No había honor. Ninguna inmortalidad. Y si pudiera, elegiría regresar y ser un esclavo humilde de un arrendatario en la tierra en lugar de ser lo que es ─un rey en la tierra de los muertos─ que cualesquiera que fueran sus luchas de vida, eran preferibles a estar aquí en este lugar muerto.

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Eso es lo que son las canciones también. Nuestras canciones están vivas en la tierra de los vivos».

Bob, puedes estar seguro de que para muchos de nosotros estos momentos de tu discurso serán tan permanentes como lo fue para ti la mirada de Buddy Holly o como cualquiera de las tres historias que nos permitiste revivir. Porque el recuerdo es inevitable cuando un artista desafía nuestros esquemas y nos induce a repensar el arte y, necesariamente, a nosotros mismos. Porque el recuerdo es inevitable cuando un artista nos demuestra que un camino de dedicación y pasión nos pueden llevar a transformar los lugares (sí, de esos invisibles que no aparecen en los mapas) más inesperados.