Donald Trump eligió a dos de sus principales asesores en la Casa Blanca y, esperablemente, son polémicos

Con un candidato atípico como Donald Trump, no es extraño que sus primeros pasos como presidente electo y como sucesor de Barack Obama en la Casa Blanca sean igualmente irregulares e inusuales.

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Un reportaje de Wall Street Journal informa que, el jueves pasado, cuando se reunieron por primera vez Trump y Obama en la Casa Blanca, el presidente saliente guió a Trump a través de los pasos a seguir para organizar el cambio de administración y las tareas habituales que conlleva gobernar el país, y el presidente electo se mostró sorprendido por el alcance de estas tareas y obligaciones.

Incluso en su semblante se podía percibir un gesto de desconcierto o tal vez de agotamiento.

Se informó también que incluso los más cercanos asesores de Trump no tenían conocimiento de que todo el personal de la famosa Ala Oeste de la Casa Blanca debía ser sustituido y designado por él para la nueva administración.

Donald Trump es el primer presidente electo de los Estados Unidos que previamente no ha ocupado un cargo público.

Por este motivo, Barack Obama consideró que deberá guiar y aconsejar a Trump mucho más de lo que es habitual para un presidente saliente, y anunció que planea pasar más tiempo con el presidente electo para orientarlo en sus nuevas obligaciones.

En medio de todo esto, Donald Trump anunció los primeros nombres de los que serán sus principales asesores en la Casa Blanca: Reince Priebus y Steve Bannon.

Un hombre del partido

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Reince Priebus ha sido designado como jefe de personal de la Casa Blanca y en este sentido será uno de los principales responsables de organizar la transición entre la administración de Obama y la de Trump.

Su elección para el puesto ha sido vista como un gesto de conciliación con la élite del Partido Republicano después de su intensa campaña, que no dejó muy conforme a muchos en su misma fuerza política. Pero al mismo tiempo, algunos de los más efusivos seguidores de Trump han criticado la designación de Priebus por considerarlo un claro representante de ese establishment político con el que Trump prometió acabar.

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Priebus es un experimentado abogado y líder del Partido Republicano, conocedor de las esferas políticas en Washington y presidente del Comité Nacional Republicano desde 2011. Fue uno de los más diplomáticos y notorios partidarios de Trump dentro del partido durante su polémica campaña.

Su cercanía con el presidente de la cámara de representantes, Paul Ryan, puede ser muy importante para obtener triunfos legislativos y presionar a través del congreso en la administración de Trump.

Un racista y antisemita

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Fue mucho más controvertida la designación de Steve Bannon como “jefe estratega y consejero superior”, al que además en el comunicado oficial se anunció en primer lugar, antes de Priebus, y cuyo estatus será tan o más importante que el de este en la Casa Blanca. 

Bannon, al igual que Trump, es un representante más radical y anti-establishment, y fue uno de sus principales asesores en la recta final de su campaña electoral.

Es un empresario en el rubro de los medios de comunicación, particularmente polémico por su sitio web Breitbart News, asociado a la ideología de extrema derecha «alt-right».

Este sitio de noticias y opiniones políticas que Bannon manejó desde hace una década ha sido acusado de visiones racistas, sexistas y antisemitas.

Entre otras cosas, Bannon o su sitio web han acusado a Obama de “importar musulmanes que odian nuestro país”, ha dicho que los musulmanes jóvenes en Occidente son “una bomba de tiempo” y que las mujeres que se quejan del acoso online deben alejarse de internet y dejárselo a los hombres. También que los métodos anticonceptivos dejan a las mujeres locas y poco atractivas, y que no hay ninguna clase de sesgo anti femenino en la contratación para trabajos tecnológicos, sino que simplemente las mujeres son muy malas para las entrevistas de trabajo.

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La designación de Steve Bannon ha sido repudiada por demócratas, activistas y grupos de derechos civiles, pero también por varios republicanos, que consideran que la retórica extrema, racista y nacionalista de Bannon no debería ser validada por el presidente electo.