Los porteños estamos (mal)acostumbrados a la presencia de manteros en muchas de las principales avenidas de Buenos Aires. Mal, no porque no pueda haber personas vendiendo productos en la vía pública, sino porque su trabajo no está regulado, en muchos casos la mercadería es ilegal, se mantienen a costa de una connivencia policial (a través de coimas), de evasión de impuestos y se sospecha de mafias que lo sostienen por detrás.
Desalojo a manteros en Buenos Aires: las dos caras de la moneda


En los últimos meses, en diferentes operativos el Gobierno de la Ciudad desalojó a más de 2 mil puestos, en zonas como Flores, Once y Caballito. Además se realizaron allanamientos en los que se incautó mercadería ilegal.
En varios casos, las personas desalojadas optaron por realizar cortes en las calles a modo de protesta. ¿Su reclamo? Ser regularizados y reubicados en ferias de la ciudad. Los enfrentamientos no se hicieron esperar: piedras, cascotes y bombas de estruendo por un lado, represión y gases lacrimógenos por el otro.
Lo cierto es que el problema de la venta ambulante ilegal en Buenos Aires es de larga data y hasta el momento ningún gobierno se comprometió en llegar hasta el fondo del asunto, si entendemos que el desalojo sin un proyecto futuro no es la solución.
Por el momento, están en proceso las negociaciones entre los representantes de los vendedores y el Ministerio de Trabajo.

¿Qué sucede después del desalojo?
Más importante que el enfrentamiento en sí es analizar qué sucedería con las personas que hoy están vendiendo irregularmente mercadería en la vía pública. Porque si el Estado no ofrece un proyecto laboral a modo de intercambio, seguramente el resultado sea el traslado de los puestos a otra avenida de la ciudad.
La intención oficial sería realizar un censo entre los vendedores para reubicarlos y que puedan seguir trabajando. Según la subsecretaria de Espacio Público de la Ciudad Clara Muzzio les dan a los manteros la posibilidad de sacar el Monotributo Social (una alternativa accesible para personas en situación de vulnerabilidad) para que puedan continuar con su trabajo sin ocupar el espacio público.
Sin embargo, Omar Guaraz miembro de la organización Vendedores Libres que agrupa a manteros de la ciudad, declaró en radio AM750 que en los últimos años todos los manteros que fueron desalojados se quedaron sin trabajo. "Desmentimos de manera categórica la supuesta relocalización de la que hablaron las autoridades. Ninguno tuvo una solución por parte del Gobierno".
Por otro lado, según un artículo publicado en Página 12, una de las vendedoras desalojadas denunció que la policía cobra coimas de hasta 400 pesos por día para que los manteros puedan conservar su puesto, comprobando así la connivencia policial.
¿Y entonces?
El problema es mucho más complejo de lo que parece.
Si bien es cierto que los vendedores están trabajando en situación irregular, hay que analizar el contexto y proveerlos de una nueva fuente de trabajo antes de realizar el desalojo. Según declaró al diario Contexto Gabriela Olguín, miembro de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) que defiende a los vendedores callejeros, "va a haber cuidacoches, vendedores ambulantes, va a haber trabajadores en parques y plazas. Y eso va a suceder porque el sistema económico nos arroja afuera".
Siempre que haya diálogo y una nueva alternativa para generar ingresos, las medidas oficiales que buscan terminar con el trabajo irregular sobre la vía pública podrían llegar a buen puerto. De otra forma, (y una vez más) acabaríamos por volver al mismo lugar.






