Hace unos años, cuando conocí de cerca las técnicas de dendrocronología, me costó disimular la admiración hacia esta apasionante ciencia (que aún conservo). La dendrocronología no sólo combina una pericia técnica excepcional, sino que involucra el trabajo multidisciplinario de científicos, y sus datos son de un altísimo valor cronológico para el conocimiento de nuestra historia.
Dendrocronología: ¿Dónde están los 200 años ausentes de nuestra historia?

Concretamente, esta técnica de datación lleva a cabo un conteo y registro de los anillos de crecimiento de los árboles. Con ello se ha construido una cronología para los últimos miles de años que además permite apreciar la presencia de eventos climáticos pasados. Sin embargo, más allá de su genialidad, la dendrocronología ha producido una curiosa teoría conspirativa que detallamos a continuación.
Si observamos las publicaciones científicas que versan sobre esta ciencia, podemos apreciar que el período de los últimos 2500 años está bastante bien cubierto y dividido en dos períodos. El primero va del presente al 400 d.C., mientras que el otro va del 200 d.C. al 500 a.C. El período de entre el 200 d.C. y el 400 d.C. está, sin embargo, bastante mal representado al no existir árboles de la época.
Esta suerte de 'vacío temporal' de nuestra historia ha sido explicado por los dendrocronólogos profesionales debido a la falta de árboles de la época lo suficientemente avanzados en edad para poder elaborar una cronología, algo que se debe a las actividades intensas de deforestación que se llevaron a cabo tras la caída del Imperio Romano, debidas a un incremento voraginoso de las actividades constructivas, las cuales presuponían el uso de mucha madera.
Sin embargo, un grupo de dendrocronólogos amateurs disidentes de la teoría convencional, han esbozado una hipótesis que hace acordar a la Hipótesis del tiempo fantasma de Heribert Illig, en la que sostienen que nuestra historia cristiana no tiene 2000 años, sino que en realidad es más corta y dura 1800 años.
Según este grupo de técnicos amateurs estos 200 años que faltan en el registro dendrocronológico jamás existieron, y en realidad lo que existió fue un intento de la Iglesia Católica por aumentar su longevidad, en una artimaña que involucró una extensión artificial de la historia que hizo que aumentara su supremacía temporal un par de siglos.
Vale, la teoría es interesante, pero recordemos que por regla general lo conspirativo es de mala calidad. Basta mirar algunas fechas radiocarbónicas del supuesto período ausente para refutar esta hipótesis. La dendrocronología es muy genial, pero no hace nada trabajando por sí sola; precisa técnicas de datación absolutas que respalden sus datos.
Además, ¿cómo hacerle creer algo así a toda la civilización occidental? Creo que eso no está ni en las manos del propio Cristo.









