El 2017 empezó con mucha intensidad y tristeza en Brasil. Primero fue un motín que causó la muerte de más de 50 personas. Las atrocidades que se cometieron ese día dejaron en shock al mundo. Pasaron algunos días y nuevamente hubo un motín en otra prisión brasilera. En esa ocasión la cifra fue menor: 33 reclusos fallecieron. Cuando todo parecía acabar, el domingo 8 de enero, el último día de una semana trágica para Brasil, hubo otro conflicto en una prisión: 4 personas murieron de la peor manera. Tres decapitados y uno asfixiado.
Delicada situación en la prisión de Brasil: ¿por qué hay tanta agresión y muertes?

Una semana después del último motín, volvió a suceder. Al menos 26 personas fallecieron en un nuevo conflicto carcelario. Después de 14 horas, finalmente se le puso fin a la contienda.
El terror se ha apoderado de las cárceles en Brasil y parece no tener fin. Estos sucesos ocurridos con 15 días de distancia causaron conmoción en el mundo entero. La sociedad se pregunta: ¿por qué?
Y estas podrían ser las razones…
El hacinamiento

Un problema cada vez más recurrente en el mundo: el hacinamiento de las cárceles. El número de reclusos en el 2000 en Brasil era de 232.755, catorce años después, en el 2014, esa cifra ascendió a los 622.202.
La cárcel del Estado de Roraima, donde hubo 33 muertos, alberga el doble de reclusos de lo permitido: está capacitada para 700 reclusos y actualmente cuenta con 1.400.
El hacinamiento impide que se separen aquellas personas conflictivas o las bandas "enemigas". Además, las pésimas condiciones de vida empeoran el estado de ánimo y hacen que cualquier conflicto pueda desencadenar en una verdadera catástrofe.
Asimismo, la seguridad es insuficiente. Un guardia tiene la orden de supervisar entre 300 y 400 presos. ¿Misión imposible? La falta de recursos humanos permite que los presos tengan más facilidad para actuar y que resulte muy difícil frenar un conflicto.
Las pandillas y sus conflictos

En las cárceles hay muchos integrantes de pandillas que estaban enfrentadas en el territorio brasilero. El estar en un mismo recinto o compartir celdas y espacios comunes solo hace que el ambiente se torne mucho más denso.
Luego de una represión criminal por parte del gobierno para poder controlar a los narcotraficantes, miles de miembros de esos grupos están en las cárceles.
El gobierno se enfrenta a una paradoja: los conflictos fuera de las cárceles disminuyen si los atrapan, pero guarda una relación directamente proporcional con la cantidad de motines y peleas dentro de las cárceles. ¿Qué hacer? La solución sin duda está en el sistema penitenciario: es necesario modificarlo.
Un experto en seguridad pública en San Pablo explicó que las guerras dentro de las cárceles van a ser más frecuentes, “más muertes inevitablemente van a suceder porque el Estado no tiene control sobre las prisiones”, según publicó la BBC.
Falta de recursos

Mucha de las cárceles en Brasil, y en el resto del mundo, carecen de recursos, o no cuentan con los suficientes. Donde sucedió el primer motín que dejó más de 50 muertos no cuentan con los materiales necesarios ni para bloquear las señales telefónicas, por ejemplo.
Pero no solo no cuentan con recursos materiales, tampoco con los humanos. Quienes trabajan allí lo hacen en terribles condiciones, además de tener demasiadas responsabilidades y ser mal pagados: no tienen ni las fuerzas ni las ganas de controlar la situación. Más si su vida está puesta en juego.
¿Qué esperar? Luego de los disturbios, desde el gobierno se anunció un plan para modernizar el sistema penitenciario. Si bien Brasil se encuentra en un momento delicado, quizá sí se puedan tomar medidas efectivas para así evitar nuevas tragedias.
Otra complicada situación: Los 27 mil desaparecidos en México activan la alerta mundial






