La posibilidad de traer especies extintas de vuelta a la vida ha estado en el horizonte científico y el imaginario popular desde hace mucho tiempo. Un «parque jurásico» de la vida real es un proyecto extremadamente atractivo para aquellos que amamos la zoología.
¿Deberíamos traer de vuelta a especies extintas hace miles de años o salvar a las que están por desaparecer? [Poll]

La ingeniería genética y las técnicas de clonación están más cerca que nunca de la posibilidad de crear ejemplares a partir del material genético extraído de un animal en un museo o de los restos congelados en el ártico. La pregunta de la comunidad científica sobre el tema pasó de ser « ¿es posible hacerlo?» para convertirse en «¿deberiamos hacerlo?».
La semana pasada, muchos sitios web especializados en ciencia se hicieron eco de un proyecto asociado a Harvard University para traer de vuelta al mamut lanudo, una especie que se extinguió hace unos 4,000 años. Otra especie que los científicos han considerado viable para la resurrección es la paloma pasajera de pecho rosado, una especie que abundaba en la costa oeste de Estados Unidos y que se extinguió a principios del siglo pasado.
Dos factores que lo impiden
Dos factores de peso están frenando la materialización de esta aventura científica. El primer factor es el monetario. Producir especies extintas, además de ser un proceso muy complejo, es extremadamente caro. Reproducir el código genético en los laboratorios es muy costoso, pero es tan solo el principio del proceso. Habría que adecuar el ecosistema donde se introducirán los ejemplares para garantizar su supervivencia, dependiendo de la especie. En algunos casos, quizás es posible gestar los clones en vientres sustitutos de especies similares que viven en la actualidad. En otros casos habría que modificar la genética de la especie extinta para que se adapte a las condiciones ambientales y climatológicas de este tiempo.
De cualquier manera, la extensión y el costo de los estudios para garantizar estas adaptaciones son casi imposibles de calcular, pero los científicos aseguran que serían procesos sumamente costosos. Actualmente no existen fondos gubernamentales destinados para proyectos de esta naturaleza, por lo que el dinero tendría que salir de fondos privados.
La única forma de solventar esto, y es aquí donde entramos a discutir el aspecto ético del asunto, sería utilizando los fondos existentes para preservar y salvar de la extinción a las especies que viven hoy en día. Para calcular los pros y los contras, los expertos tomaron como referencia los datos existentes en Nueva Zelanda y Nueva Gales del Sur, dos lugares donde se cuantifican con eficiencia los gasto de preservación de las especies. Luego de las evaluaciones, llegaron a la conclusión de que traer de vuelta 5 de las especies que se extinguieron en Nueva Gales del Sur tiene el mismo costo que salvar a 42 especies que aún viven.

Actualmente se extinguen entre 30 y 150 especies de plantas y animales diariamente, y más de 2 000 especies están amenazadas por la extinción, en gran medida debido a la actividad humana. Se estima que desde el año 1 500 se han extinguido para siempre más de 500 especies de animales.
Tanto el mamut lanudo como el oso panda tienen el mismo derecho a la vida. Pero muchos científicos opinan que desde el punto de vista ético y práctico tiene más sentido salvar a las especies que coexisten con nosotros en la actualidad y cuya extinción en muchos casos de debe a razones relacionadas con la actividad humana. De todas formas, nos gustaría saber tu punto de vista. Nos puedes dejar saber a través de la siguiente encuesta.
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