Croacia tiene poco más de 4 millones de habitantes y se convirtió en la segunda nación más chica, después de Uruguay, en jugar una final de una Copa del Mundo. Repasemos la historia de este pequeño país, que está haciendo historia en este Mundial de Rusia 2018.
De la guerra a la final de la Copa del Mundo: un repaso por la historia de Croacia


Una parte de Yugoslavia se vuelve república independiente
Hasta el año 1991, Croacia no era lo que es ahora, ya que su contexto social, económico y cultural era muy distinto, debido a que formaba parte de la República Socialista de Yugoslavia, un estado que reunía a Bosnia y Herzegovina, Eslovenia, Macedonia, Montenegro, Serbia, Kosovo y Metohija y Vojvodina. El régimen estuvo aliado a la Unión Soviética hasta 1948 y era dirigido por Josip Tito.

Yugoslavia, entonces, era un país con siete fronteras, seis repúblicas, cinco nacionalidades, cuatro idiomas, tres religiones, dos alfabetos, un solo líder y una historia de rencores milenarios entre serbios, croatas, eslovenos, albaneses, bosnios o macedonios.
La disolución fue provocada por diversos factores, siendo el malestar de las naciones con más poder económico por subsidiar la crisis económica de las otras; los conflictos étnicos y la muerte de su líder, Tito en 1980, los más influyentes.
De esta manera, fueron naciendo distintos grupos nacionalistas y separatistas que cobraron fuerza y amenazaban la estabilidad política de la coalición.
En 1989, Slobodan Milosevic llegó a la presidencia de Serbia, la república autónoma más importante de Yugoslavia y se convirtió en el máximo exponente del nacionalismo serbio dirigiendo una campaña violenta y agresiva contra cualquier movimiento separatista.

Por un lado, Eslovenia y Croacia insistían cada vez más en la independencia y por el otro lado, Serbia y Montenegro insistían en que era necesaria una recentralización de Yugoslavia o, por lo menos, la creación de una Yugoslavia en la que viviesen todos los serbios y otras repúblicas que así lo deseasen.
Macedonia, Bosnia y Herzegovina por su parte, defendían la continuidad de Yugoslavia, pero en un modelo más federalista. El acuerdo fue imposible, por lo que el 25 de junio de 1991 Eslovenia y Croacia declararon su independencia.
Yugoslavia entonces quedó dividida y las ocho entidades federativas pasaron a convertirse en seis repúblicas: Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia, Montenegro, Serbia, y dos provincias autónomas dentro de Serbia: Kosovo y Metohija y Vojvodina.

Sin embargo, a solo un mes del anuncio de la independencia croata, fuerzas agrupadas en la denominada República Serbia de Krajina inició una guerra con Croacia para que regrese al bloque.
La guerra duró desde 1991 hasta agosto de 1995, dejó al menos 20 mil muertos, 37 mil heridos y más de 400 mil desplazados, motivo por el cual la infancia de la mayoría de los jugadores que llegaron a la final del Mundial de Rusia, está marcada por las bombas, los disparos, el caos y la muerte.
Croacia dejó atrás el conflicto bélico, pero el recuerdo de tanto sufrimiento continúa presente: «Hemos logrado algo histórico para un país con 24 años desde nuestra independencia», expresó el jugador Luka Modric a La Vanguardia , refiriéndose al año 1995 cuando terminó la guerra.

Más allá del resultado final, Croacia está demostrando que poco a poco las heridas de la guerra están comenzando a sanar.
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