Cultura de la intervención: ¿qué nos dice la necesidad de programas colectivos contra el asalto sexual?

Vivimos en una sociedad en donde las violaciones, agresiones y los ataques sexuales son moneda corriente. Es por eso que el programa SafeBars busca crear una cultura de intervención y protección en comunidad.

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Este programa es llevado a cabo por el colectivo: Collective Action for Safe Spaces (CASS) y por el momento solo se ha lanzado en Washington D.C. El programa busca capacitar a los bartenders y al personal en los restaurantes donde se sirve alcohol, para poder intervenir en incidentes de acoso sexual o asalto, y así proteger a sus clientes.

Si bien SafeBars se centra en establecimientos que sirven alcohol, hacen hincapié en que el alcohol no es la causa de las violaciones. Para los creadores del programa, el enfoque en los establecimientos que manipulan alcohol se debe a que los agresores tienden a usar al alcohol como arma o excusa en el 50% de los casos de agresiones sexuales. Y es lo que pone al staff de los bares en posiciones únicas para poder intervenir.

CASS ya ha visto ejemplos del programa en la vida real trabajando para mantener a las mujeres a salvo. Por ejemplo, en un bar un hombre siguió poniendo su brazo alrededor de una mujer a pesar de sus objeciones. Cuando el hombre se apartó para ir al baño, el bartender entrenado en SafeBars, le preguntó a la mujer si necesitaba ayuda. Cuando ella expresó que la necesitaba, él la ayudó a irse por la otra entrada del bar y llamó a un Uber para que la lleve a casa.

La premisa de Collective Action for Safe Spaces (CASS)

"Trabajando para empoderar a la gente del área metropolitana de DC para crear una comunidad libre de acoso y asalto sexual callejero"

Así es como ellos se definen. Fundados en el año 2009, como los Holla Back DC!, Collective Action for Safe Spaces (CASS) fue evolucionando de ser simplemente un blog (aquí el gran poder de internet y los espacios colaborativos) a una organización dinámica que pretende movilizar a la comunidad con un objetivo claro: ponerle fin al acoso sexual en la vía pública.

Para esto se apoyan en el activismo tanto online como presencial, organizando talleres, brindando servicios de capacitación sobre vigilancia y apoyo comunitario. El valor en el que asientan su labor es en el objetivo de brindar asistencia y apoyo a víctimas del acoso sexual callejero, además de desafiar los marcos institucionales que interactúan en la problemática y que tienden a disminuir o invisibilizar sus voces y experiencias.

El poder de la comunidad es la esencia en este tipo de activismo. Un vehículo valioso para la generación de conciencia y el estímulo de acciones que despierten en cada uno los cambios culturales necesarios para modificar la realidad y crear un mundo libre de acoso. 

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Por supuesto que lo mejor sería que este tipo de programas, como el implementado en los bares no fueran necesarios, pero hoy en día la realidad es que sí lo son y su existencia nos grita lo que sucede en todo el mundo. 

Es increíble ver que se toman este tipo de medidas para mantener a las mujeres seguras sin culparlas a ellas por algo que no fomentan, respaldan, ni disfrutan. Es una gran iniciativa, ¿no crees?