Más de un montevideano escuchó en sobremesas y reuniones familiares la leyenda urbana de la Aparecida del Buceo. ¿Sabés qué cuenta esta leyenda? Conocela ahora. La próxima vez que pases por el cementerio del Buceo tal vez mires dos veces...
¿Conocés la leyenda de la Aparecida del Buceo?

La Aparecida del Buceo
La leyenda de la Aparecida del Buceo cuenta la historia de dos amigos que fueron a bailar un sábado a la noche a un boliche de la época. Al parecer, uno de ellos se enamoró de una muchacha fascinante, de cutis negro y largo cabello oscuro. El muchacho acompañó a la chica a su casa en auto, y le prestó una bufanda para abrigarse.
Al día siguiente, el muchacho regresó a la casa de la chica en busca de su bufanda y fue atendido por el padre de la joven que le informó que era imposible que haya estado con su hija Susana, ya que hacía años que estaba muerta.
El caso fue llevado a los archivos policiales dado que los padres de la muchacha denunciaron al joven. Cuando la policía, la familia de la joven y el muchacho fueron al Cementerio del Buceo, en el panteón donde la joven estaba sepultada, encontraron la bufanda del muchacho.
Al parecer esta leyenda urbana existe en varios países. Y si bien se trata de una historia popular, no todos saben que hubo un CASO REAL de una muchacha en Uruguay conocido como “La aparecida del Buceo”. No se trataba de un fantasma o una mujer aparecida, sino de una mujer de carne y hueso.
¿Un caso real?

La mujer se llamaba Flora, tenía 24 años, y en el mes de diciembre de 1964, fue detenida en la feria de Tristán Narvaja por funcionarios policiales. La joven se encontraba vendiendo alhajas legítimas a muy bajo precio, lo hacía víctima de su novio, que quedó prófugo y la obligaba a vender las joyas que él robaba.
La policía se sorprendió cuando al interrogar a la joven ella confesó muy humildemente su domicilio: "Vivo en el Cementerio del Buceo", les había dicho. Al principio no le creyeron pero al visitar el cementerio encontraron el lugar donde la pareja dormía.
Con paja habían hecho un colchón y se iluminaban con una vela puesta en un candelabro. La joven confesó que muchas veces, a altas horas de la madrugada, para no ser vista entraba y salía del cementerio por la parte de atrás, o sea por la rambla.
Era una mujer muy bonita con cabello largo y ojos rasgados, sus facciones le daban un aire de misterio. Ella confesó que cuando no estaba su novio salía del cementerio y hacía dedo para ir a bailar, y que muchas veces la traían a su “casa”. Sin duda más de un joven puede haberla confundido con un fantasma.
La historia de Flora fue un caso real que llegó a los archivos policiales de Montevideo y que sirvió para incentivar la famosa leyenda urbana de “La Aparecida del Buceo”, historia que para muchos sigue siendo un gran misterio.
¿Conocías la leyenda?






