Conocé a Claudia Umpiérrez, la primera árbitra profesional uruguaya

Con tan solo 33 años, Claudia Umpiérrez es la primera árbitra profesional de Uruguay. En  iMujer conversamos con ella, nos contó de su interés por el fútbol desde pequeña (cuando vivía en Pan de Azúcar), de su padre que era entrenador y de sus hermanos varones, motivos por los que siempre se vió vinculada al deporte.

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De adolescente pensaba en hacer el curso de arbitraje, pero no podía porque era menor de edad. Ya en Montevideo y estudiando abogacía, la cosa fue diferente, y Claudia se animó. Abogada, árbitra, esposa y mujer, Claudia no dejó atrás ninguno de sus sueños y demostró que realmente se puede. 

Conocé más de la historia de esta mujer que marcó un antes y un después en el fútbol uruguayo.

¿Cómo vivió tu familia tu decisión de ser árbitra?

En principio mi padre no quería. No se opuso, pero me preguntó si estaba segura y me trajo un poco a la realidad. Mi abuelo materno y una tía habían sido árbitros en la familia, ya todos sabíamos lo que era. Incluso tengo un tío que fue árbitro de la Organización del Fútbol del Interior (OFI) y estuvo en la final de los torneos de selecciones y lo llegamos a ver dirigiendo, entonces obviamente que uno ve todo lo que se le dice a los árbitros.

Pero bueno, lo que le dije fue que quería hacer el curso y ver, y si no me gustaba lo dejaba. No era algo a lo que tenía que estar atada. Mi familia no quería que yo descuidara los estudios, pero cuando vieron que me iba bien y que me organizaba con todo, siempre me apoyaron. 

¿Sentís la diferencia de género?

Yo nunca viví ninguna situación puntual de diferencia de género o discriminación. A veces sentís que te cuesta el doble que a un hombre, por un tema físico más que nada porque para rendir la misma prueba física tenés que entrenar el doble, pero no por un tema de discriminación.

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Yo de repente entreno 5 días a la semana para rendir una prueba que un hombre con tres días de entrenamiento la salva. Pero si yo quería estar en este nivel sabía que tenía que cumplir con esos requisitos.

El año pasado ingresaste en el Top 10 de las mejores árbitras del mundo, ¿cómo se sintió ese reconocimiento?

La verdad que me tomó totalmente por sorpresa. Me da hasta un poco de vergüenza estar en ese top 10 porque conozco a muchas árbitras, me ha tocado compartir en los torneos internacionales y hay pila de árbitras que no están en la lista y tienen mucha más experiencia que yo. Pero estoy agradecida y honrada de que me hayan nombrado. Obviamente para mí es un honor estar entre las diez mejores del mundo.

Sos la primera árbitra profesional en Uruguay, ¿te gustaría abrir el camino para que más mujeres se animen?

Yo espero que sí. En su momento estuvo Laura Geymonat como árbitra asistente y después de que ella se fue, pasaron una cantidad de años para que ahora pueda estar yo como árbitra central.

Hubiera estado bueno que haya sido más continuo el proceso. Hoy hay chicas en Juveniles que tienen muy buen nivel y en Segunda División tengo dos compañeras asistentes con mucha experiencia a nivel internacional. Yo espero que sea solo cuestión de tiempo y no estar sola a nivel profesional. 

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¿Cuál fue el partido que más disfrutaste y cuál fue el más difícil de tu carrera?

El que más disfruté a nivel de dirigir un encuentro fue sin dudas el de Canadá - Inglaterra, en Cuartos de Final del Mundial femenino. Fue un partido con récord de espectadores, más de 54.000 personas, y ya desde que salimos en el calentamiento previo estábamos todos contentos y felices de estar en ese partido. Fue un partido muy lindo y lo disfruté antes y después de que terminó.

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El que menos disfruté podría decirte un par (risas). Tuve un partido a nivel de Juveniles que no era para mí, yo estaba de asistente y el árbitro Marcelo Gómez (que es un amigo hoy) se lesionó el sábado y me mandaron a dirigirlo a mí. Ya cuando me lo dieron tenía una sensación rara, era un partido entre Defensor y Wanderers, un sub 14 y la verdad que fue un partido difícil, terminó con una jugada polémica e invadieron la cancha, intentaron agredirnos y fue un partido de esos que dejaría para el olvido. Dicen que lo que no te mata te fortalece y todo queda como experiencia, sirvió para mi crecimiento.

El 5 de marzo te convertiste en la primer mujer en dirigir un partido profesional en Uruguay, ¿cómo fue esa experiencia?

La experiencia fue divina. Si bien estaba un poco ansiosa y ya quería que pasara ese primer partido por la repercusión que tenía y el interés que despertaba, yo quería que pasara la novedad, poder dirigir el partido y que las aguas estuvieran calmas porque en definitiva iba a hacer lo que vengo haciendo hace 14 años. Para mí no era ninguna novedad.

Fue una linda experiencia, en la tribuna estaba toda mi familia. Cuando salí de la cancha mi hija me gritaba “¡Hola mami linda!”, por lejos de las mejores cosas que me han gritado en la cancha (risas).

La verdad que los jugadores y los dirigentes fueron muy amables conmigo, me entregaron una plaqueta. El partido fue intenso pero terminó todo normal y con respeto, así que fue un lindo debut.

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En una entrevista contaste que, en las divisiones juveniles, los mayores insultos que recibías eran de mujeres. ¿Por qué crees que se daba?

Sí, es verdad, es triste pero es verdad. Creo que estaría bueno que las mujeres nos apoyen un poco más, pero también entiendo que en esas divisiones, las madres son las leonas cuidando a sus cachorros. El padre te puede gritar por el lado del aspecto técnico pero la madre te grita por defender al hijo.

¿Recibiste muchos No en tu carrera?

Sí, recibí. Pero finalmente conseguí el Sí más importante, así que creo que si los pongo en la balanza, fue más importante este último Sí, cuando me confirmaron que había ascendido. Y también el Sí de haber podido ir al Mundial. Esos dos Sí fueron tan importantes que borraron todos los No que pueda haber tenido.

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¿Sentís que te cuidan más por ser mujer?

No sé, creo que nos respetan más en el sentido de que quizá con el hombre pasan un límite que con nosotras no pasan. Hay de todo, también hay jugadores que se olvidan después de que empieza el partido de que somos mujeres. Pero no pedimos ninguna protección o trato especial. Igual creo que con nosotras se cuidan un poco más.

Incluso me pasó que un jugador me insultó en Juveniles y después vino a pedirme disculpas, me dijo que él tenía madre y hermana, y se disculpó. Yo creo que eso con un árbitro hombre nunca se da.

¿Cómo es compartir la profesión con tu marido?

Es lindo porque entiende muchas cosas que de repente otra persona no entendería. Me ayuda mucho también en el hecho de que entiende muchas situaciones, a veces he llorado o he tenido bronca por situaciones que no se daban y él me entendía y me tenía mucha paciencia porque él también lo ha vivido.

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Y obviamente que cuando tenemos torneos o nos toca viajar muchos días también lo entiende y sabe que es parte de nuestro trabajo. El año pasado me tocó estar 100 días lejos por torneos y cursos y con la nena chiquita, y la verdad que él es un padrazo, se hizo cargo de todo. Él cumplió un rol fundamental para que yo pueda alcanzar este logro.

¿En algún momento pensaste que no podías con todo?

Sí, después de que tuve a Naomi se me complicó. Sobre todo porque engordé como 20 kilos con el embarazo y tuve cesárea.

Después del nacimiento de Naomi, volver a entrenar fue difícil. Justo me llegó una designación al Mundial de Canadá sub 20 y tenía que rendir la prueba física. Me maté entrenando en doble horario y obviamente no llegué porque hacía 4 meses que había tenido a la bebé, y si bien había adelgazado todavía tenía kilos de más.

Ahí la verdad que sufrí mucho, no solo porque no llegué sino porque entrenar me costó demasiado. Me dolía todo el cuerpo, rodillas, articulaciones, me pesaban los pechos porque estaba amamantando, fue una etapa difícil. Pero por suerte a los 6 meses de que tuve a la bebé ya pude volver a arbitrar. Yo siempre le digo a mi esposo: “ustedes no saben lo que es ir a arbitrar con dolores menstruales o después de haber tenido un hijo”, pero por esas situaciones salimos fortalecidas y estamos más preparadas.

¿Qué esperás para tu carrera?

Ahora mi objetivo principal a nivel local es poder consolidarme en la categoría y demostrar que llegué para quedarme. Que me preparé y estoy tanto técnica como físicamente preparada para estar en el lugar que estoy. Y de a poco ir dando paso a paso, estoy tranquila.

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La gente me pregunta si quiero dirigir un Clásico, yo se que en este momento no es un partido para mí, voy tranquila y disfrutando de las oportunidades que van surgiendo. Quiero fin de semana a fin de semana ir demostrando que está bien que esté en Primera y que lo gané con mucho esfuerzo.

¿Qué mensaje te gustaría dejarle a las mujeres?

Que se animen. A las que les guste el fútbol y crean que el arbitraje también puede ser una forma de estar vinculadas, que aprovechen y se anoten, ahora se abre un curso en abril. Para nosotras lo más lindo sería que fuéramos muchas. Desde que yo entré, siempre somos entre 10 y 11, no aumenta el número de árbitras recibidas a nivel de AUF.

Sería lindo que se animen incluso a nivel internacional, se puede hacer una linda carrera. El fútbol me ha llevado a lugares que ni pensé, fui a un Mundial a Azerbaiyán que jamás en mi vida se me hubiera ocurrido como destino. Son experiencias inolvidables. Estoy agradecida con el fútbol y las invito a que se sumen y se animen, que las cosas con esfuerzo se logran y solo depende de nosotras.

No caben dudas de que Claudia es un ejemplo de perseverancia y logro. Nos alegra que haya logrado tener un lugar profesional de reconocimiento en un deporte que tiende a ser más vinculado a los hombres.  ¡No te pierdas el mensaje que le dejó a nuestras fans!