¿Cleopatra realmente murió por la mordedura de una serpiente?

Por milenios, la historia ha repetido la versión de que Cleopatra se suicidó, dejándose morder por una cobra egipcia, pero parece que es pura fábula. Una reciente investigación señala que es casi imposible que la muerte haya sido por esa causa.

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El suicidio femenino más dramático de la historia

Imagen Wikimedia Commons

Cleopatra VII es posiblemente la reina más conocida en todas las culturas. En el mundo occidental, su fama proviene de su supuesta belleza, su habilidad para conquistar a dos de los hombres más poderosos de su tiempo y de la historia, César y Marco Antonio, y su condición de última soberana de un imperio a la vez antiguo y enigmático, como el egipcio.

Estos atributos han sido reforzados por la versión más extendida sobre su modo de morir, haciéndose morder por una serpiente venenosa después que su amado romano Marco Antonio se había suicidado tras ser derrotado por Octaviano en la batalla naval de Accio. Una versión más terrenal señala que la reina egipcia se suicidó al saber que Octaviano, quien se preparaba para reinar en Roma con el nombre de Augusto, la sometería a toda clase de humillaciones al celebrar su Triunfo en la ciudad eterna.

A los partidarios de la romántica muerte de Cleopatra les acaban de lanzar un balde de agua helada desde la Universidad de Manchester. Académicos de la universidad inglesa concluyeron que la versión de la muerte por la picadura de la cobra es altamente improbable.

Una muerte romántica pero imposible

Imagen Thinkstock

Al parecer, el drama construido para dotar a Cleopatra de una muerte espectacular, se cae por su propio peso. Desolada por la muerte de Antonio, la reina habría llamado a sus criadas de más confianza, Iras y Charmion, ordenándoles que pusieran una cobra egipcia en un cesto de higos para a continuación hacerse morder. Las primeras dudas son de lo más corrientes y no requieren de una investigación académica. Una cobra egipcia no es un animal que se tenga a mano, mucho menos en un palacio real y seguramente las personas más idóneas para encargarle su búsqueda no eran dos doncellas. Mientras encontraban la serpiente ¿no hubo nadie capaz de persuadir a Cleopatra de que desistiera de su propósito o de paralizar la búsqueda del ofidio?

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Los investigadores británicos han comenzado por lo más básico y han consultado a un conocedor de serpientes, quien les ha dicho que es prácticamente imposible meter a una cobra egipcia, un animal que puede medir hasta dos metros y medio, dentro de un cesto de frutas. Si a pesar de esta limitación, Cleopatra logró de todas formas que la serpiente la mordiera, resulta que el veneno de la cobra egipcia no es tan fulminante como para matar a una persona casi inmediatamente. No hay registros de que la reina sufriera una muerte larga y penosa, que sería la que ocasionaría el áspid egipcio ¿Fue con otra serpiente más letal? De ser así, el drama ya quedaría demasiado desdibujado como para otorgarle credibilidad.

Al final, lo más asombroso es que estas elementales preguntas no se las hubieran hecho antes otros investigadores históricos. Una prueba más de la fuerza de Cleopatra como mito.