Así fue como le dije mi familia que soy gay: las mejores historias sobre salir del closet

Las confesiones nunca son fáciles, pues no sabes qué ocurrirá cuando las personas escuchen tu secreto. Por mucho que las conozcas, no puedes estar seguro de su reacción al enterarse de aquello que has mantenido oculto. Claro, si tuvieras la certeza de que lo recibirían de manera positiva, no te habrías callado esa información. Sí, las confesiones requieren mucho valor... sobre todo si se trata de decirle a tu familia que eres homosexual.

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 Algunos lectores nos contaron cómo fue que le dieron esta noticia a su familia y amigos, y sobre todo, la manera en que ellos reaccionaron. Aquí sus historias:

#1 Año Nuevo, vida nueva

"No fue nada fácil. Comencé la relación con mi actual pareja en febrero y se lo dije a mi familia hasta diciembre ¡O sea que me tardé casi un año! Mis amigos ya sabían que era gay, pero mi familia no. Durante semanas estuve pensando en cómo decirlo, pero jamás encontraba el momento adecuado (supongo que no existe un momento adecuado). Fue hasta la cena de Año Nuevo, en pleno brindis (cuando toda la familia estaba reunida) que se los dije. Mis padres se quedaron mudos, no pudieron decir nada. Uno de mis primos dijo que ya lo sabía y que le daba gusto por mí que me atreviera a salir del closet. Mi abuelo, con todo y que es un hombre mayor y educado a la antigua, fue el que mejor lo aceptó. Me dijo que si eso me hacía feliz, estaba bien. A mis padres aún les cuesta trabajo aceptarlo, pero las palabras de mi abuelo me reconfortaron mucho. Supongo que tendré que darle tiempo a mis papás para que se hagan a la idea". Marco Antonio, 32 años.

#2 Aún no lo superan

"Mi salida del closet estuvo llena de drama. Me paré frente a mi mamá (que por cierto es madre soltera) y le dije: 'Mamá, me gustan las mujeres'. Su cara se puso roja, roja y me miró con odio. Sí, con odio, así como lo leen. Se quedó callada unos momentos, sólo podía escuchar cómo resoplaba del enojo. Me dijo: '¿Estás loca? No digas pen...das, cómo te van a gustar las mujeres'. Le respondí: 'Sí mamá, soy lesbiana y quiero que lo sepas'. Se puso todavía más roja y comenzó a gritar tan fuerte y de manera tan dramática, que estoy segura que toda la colonia la escuchó: '¿¡Cómo puedes hacerme esto?! ¡Te lo he dado todo y así me pagas! ¡Esto es culpa de tu padre que nunca estuvo presente! ¡Por su culpa te traumaste y por eso ahora odias a los hombres!'. Le expliqué que mi homosexualidad no tenía nada que ver con mi padre ausente, que me gustaban las mujeres y ya, así era. Siguió gritando, maldiciendo y diciendo que ella era la víctima durante algunos minutos, hasta que me desesperó y le pregunté si algún día lo iba a aceptar o prefería no volver a verme. ¡Jamás le hubiera dicho eso! Se enojó tanto que hasta me corrió de la casa. No tuve más remedio que irme. Ni modo, la mujer que decía amarme por sobre todas las cosas, no fue capaz de aceptarme como soy. Tiempo después me buscó para que hiciéramos las paces, pero la verdad el daño ya estaba hecho". Laura, 27 años.

#3 Me sacaron del closet

"A mí me sacó mi mamá del closet, yo ni quería (bueno, sí quería, pero no sabía cómo). Un día se sentó junto a mi en la cama y me dijo: 'Eve, ¿te gustan las mujeres?' Yo le dije pues que sí, pero que también los hombres (en ese entonces era bisexual, según yo). La reacción de mi mamá fue gritarle a mi papá, que estaba viendo la tele: 'Horacio, ¿ya oíste? Que le gustan las mujeres' también. Por fortuna, mi padre respondió (sin enojarse ni nada): 'Ah, sí, ¿pues qué quieres que haga? Es mi hija y así la quiero'". Eve, 26 años.
Imagen Getty Images

#4 Mamá papá: Soy gay

"Salir del closet para mi no fue fácil, sobre todo porque al principio me importaba mucho el qué dirán, sentía que mis padres no me iban a aceptar y, sobre todo, me daba vergüenza decir las palabras: 'Soy GAY'. Recuerdo que desde pequeño sentía que algo en mí no era igual que el resto de mis compañeros de la escuela. Cuando entré a la preparatoria, intenté aceptar mi homosexualidad, pero sólo pude decir que era bisexual, pues era una manera muy cómoda de no afrontar la realidad. Siempre negué ser gay, hasta que conocí al amor de mi vida. Por extraño que parezca, estaba tan enamorado que no pude decirle a mis papás lo que me estaba pasando, me daba miedo que trataran de separarme de mi novio. La solución más fácil para mí fue salir de mi casa y empezar a vivir con mi chico. Mis padres se enteraron de la verdad y esto causó que nos dejaremos de hablar dos años, aunque en realidad lo que más les enojó fue que yo había decidido tomar mi camino, no tanto que no les dijera la verdad. Un día cuando las cosas se calmaron, nos reunimos en un cafetería para hablar. Yo estaba asustado, pero no tan aterrado como antes. Me armé de valor y decidí enfrentarme no sólo a ellos, también a mí mismo. 'SOY GAY' fueron las palabras que lograron salir de mi boca y sentí que una gran carga emocional se liberó en mí. Desde ese entonces no me escondo en el closet nuevamente, me siento feliz con lo que soy y he logrado aceptarme con el paso del tiempo". Roger Gil, 23 años.

#5 Ya lo sabía

"Tenía 16 años, iba en la Prepa y, como es de esperarse, estaban muy enamorada y feliz con mi primera novia. Esta chica era closetera al igual que yo (sin saberlo). Un día le pedí que viniera a casa; ella accedió a visitarme, se arregló muy linda y la presenté como 'mi amiga'. Ya sabes, por el miedo. Sin embargo, mi hermana ya se las olía, al igual que mi hermano (creo era el único que sabía). Estuvimos en mi casa hasta que anocheció y la acompañé a tomar el camión. Estuvimos hablando y después de un rato nos besamos. Cuando volteamos atrás estaban mis hermanos riéndose de lo más normal. Ella se fue y yo no encontraba palabras para hablar con mis hermanos. Al día siguiente fue el horror, pues me dijeron que no debía ocultarlo más y entre trampas y demás, se lo dijeron a mi mamá. Ella me pidió una explicación y como pude le conté todo. Tantos nervios para que al final me dijera: 'Ya lo sabía, desde chica te lo noté'. Hasta la fecha sigo diciendo que pudo ahorrarme tres años de sufrimiento por ello, pero ahora ya todo está mejor". Claudia, 26 años.

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