Arte caníbal: cuando los artistas se «devoran» entre sí y nos enseñan a preservar nuestra esencia americana

Abaporu (1928), de Tarsila do Amaral. Los especialistas en arte consideran que esta obra captura la esencia de la antropofagía de Oswald de Andrade.

¿Un arte caníbal? Sí, eso fue exactamente lo que propuso Oswald de Andrade, aunque no de manera literal, en 1922. Esta propuesta se inscribió dentro de la Semana de Arte Moderno de San Pablo, uno de los grandes eventos (si no el más importante) que marcaron el arte y la cultura de Brasil. En solo tres intensas jornadas, una serie de exposiciones, charlas y conferencias cambiarían para siempre el arte y la cultura del país sudamericano.

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Hola, modernismo

Sin dudas la gran novedad de la Semana fue la presentación de una nueva corriente estética: el modernismo. Así, Brasil se convirtió en el único país del mundo que conoce la fecha y hora en que las vanguardias artísticas arribaron a su país. Para los expertos, la principal intención de los artistas que organizaron el evento era la de «sincronizar el reloj» brasilero con lo que estaba ocurriendo en el arte en Europa.

Hasta sentir el temblor

El shock de la Semana hizo a Brasil temblar, literalmente. Días antes del evento, un terremoto de magnitud 5.1 le movió el piso a los paulistas. Si bien está claro que no tuvo nada que ver con la Semana, fue tal el impacto del evento que muchos tomaron la metáfora para explicar la conmoción que las personas sintieron delante de este nuevo arte.

Un manifiesto caníbal

Retrato de Oswald de Andrade, por Tarsila do Amaral.

Dentro de tanta novedad, el escritor Oswald de Andrade se robó toda la atención con su Manifiesto antropofágico y su famosa adaptación de la frase de Hamlet: « Tupi or not tupi: that is the question». Es que Oswald proponía un arte caníbal (tranquilos, no era literal).

La metáfora del canibalismo le servía a De Andrade para resolver la tensión existente entre lo nacional y lo extranjero. Para él, el artista debía devorar lo extranjero (principalmente lo europeo), digerirlo y devolver algo diferente, brasilero.

«La belleza de la velocidad»

Zang tumb tumb (1914), de Filippo Tommaso Marinetti.

Esta es una de las frases del Manifiesto futurista, publicado por Filippo Tommaso Marinetti en 1909 en Italia. En su viaje por Europa, De Andrade se inspiró en esta vanguardia, así como en la revista Cannibale, de Francis Picabia, que formaba parte del movimiento dadá.

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Una antopofagia americana

Imagen Shutterstock

Por otro lado, la elección del canibalismo como metáfora también funciona como una crítica a la violencia del colonialismo. De Andrade retoma una práctica de los indígenas de la zona que escandalizó a los europeos para reafirmar la identidad americana y resignificar lo que para la cultura europea es «lo salvaje», «lo caníbal», «el Otro».

Es que, como latinoamericanos, no podemos cerrarnos al resto del mundo. No. Pero tampoco podemos tomar lo de fuera «crudo», sin digerir. Lo interesante es asimilarlo, hacerlo propio a partir de nuestra óptica, nuestras vivencias, nuestra visión del mundo. Así, y siguiendo la propuesta de Oswald de Andrade, podemos crear un arte y un pensamiento que se nutran de las múltiples culturas del mundo, pero sin comprometer, por eso, nuestra esencia.