Alepo, la ciudad fantasma: ¿cómo es volver a casa después de la guerra?

Nada es mejor que nuestra casa. Es el lugar para estar en las buenas o en las malas”, manifestó Abu Hussein, un sirio que vivía en Alepo y que tuvo que abandonar su hogar para salvarse de la guerra. Pero luego del alto al fuego, su ciudad escuchó el silencio por primera vez después de tantos años: el terror, los llantos y las bombas ya no se oían. Y muchos ciudadanos comprendieron que era el momento de volver, de estar en casa aunque ese hogar esté destruido y Alepo sea una ciudad fantasma.

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Una ayuda tan necesaria 

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Miles de familia lo perdieron todo: no solo la vida de sus familiares, también su casa y todo lo material indispensable para vivir. Alepo está completamente destruida. Es por eso que luego del alto al fuego llevado a cabo por Rusia y Turquía, las Naciones Unidas volvieron a ayudar a Aleop y destinaron 19 millones de dólares para poder permitir que todos aquellos que perdieron todo, comiencen a construir su nueva vida.

“Las familias del este de Alepo necesitan desesperadamente ayuda humanitaria como alimentos, artículos no alimenticios, registro de documentos de nacimiento, de defunción, de matrimonio, de familia y otros servicios legales”, se explicó en la página oficial de la ONU. Su ayuda puede ser fundamental, sobre todo si se tiene en cuenta que es pleno invierno y que quienes vuelven a su ciudad y a sus hogares, solo encontrarán ruinas.

Volver es como renacer

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Una joven que regresó a su hogar en Siria explicó que viven en medio de los escombros. “Es como si estuviéramos en otro mundo. Nuestra casa está parcialmente destruida y todos nos quedamos en una habitación intacta para resguardarnos del frío”, manifestó y agregó que en Alepo “no hay vida todavía”, argumentando que no hay ni electricidad, ni tiendas, ni escuela… y mucho menos hay vida.  

El parlamento de Siria acordó un plan para reconstruir la ciudad y los servicios esenciales para que sus ciudadanos puedan volver allí. Ya comenzaron a quitar los escombros de las calles y si bien todavía no es apto para vivir, muchas personas decidieron emprender el viaje a casa: ahí todo será mejor que a la deriva.

Abu Samer al-Halabi del este de Alepo volvió a su casa y se emocionó al comprobar que su hogar estaba intacto. Sin embargo, todo su alrededor estaba en ruinas. “La destrucción es indescriptible”. Sin embargo todavía no puede vivir allí porque no hay agua ni electricidad: “Las lágrimas llenaron mis ojos cuando comprendí que todavía no podía vivir en mi casa. No hay nada para sobrevivir aquí. Es un pueblo fantasma”.   

Algunas de las casas de la ciudad no fueron destruidas, sin embargo adentro no hay nada: todo lo que sobrevivió a la guerra fue robado. A pesar de lo destruida que está la ciudad, volver a casa fue gratificante para sus ciudadanos. Y no escuchar las bombas es indicio de un nuevo comienzo: “ Donde quiera que mire, hay recuerdos. El sonido de los aviones, las bombas, los lamentos, el llanto de los niños asustados. Todo está vivo en mi memoria”, expresó una ciudadana que perdió todo, pero a pesar de todo lo que en su mente había, la felicidad de volver a casa era indescriptible.

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Alepo está renaciendo y los países pertenecientes a la ONU están ayudando para que comenzar una nueva vida no sea tan difícil. El pueblo fantasma que fue se está poblando y llenando de vida.

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