Alan Rickman: ¿la voz perfecta según la ciencia?

Alan Rickman era un gran actor. Pertenecía a ese grupo de reconocidos actores ingleses que dieron su primeros pasos en el teatro para luego saltar a la pantalla grande con papeles icónicos. En su caso, será recordado por muchos ya sea como Hans Gruber, el villano en  Duro de matar o como el estricto profesor Snape, en la saga cinematográfica de Harry Potter.

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Pero Rickman no solo era reconocido por su gran capacidad com actor, sino que además tenía una voz extraordinaria, de esas que dan escalofríos y que todos quieren imitar (incluyendo al reconocidísimo  Benedict Cumberbatch, uno de los actores del momento que, además, hacía una imitación excelente de Rickman). Ahora, estos elogios hacia la voz de Rickman no solo surgen de nosotros, están comprobados científicamente. ¿Sabes de qué hablamos?

Una voz privilegiada

Basta escuchar unos segundos de esta lectura de Shakespeare para entender por qué tantos adoraban su voz. Es instantáneamente reconocible y tiene un tono hipnotizante que te hace desear que la grabación jamás terminara.

Su voz era tan icónica que cuando en 2008 se realizó un estudio para determinar cuál era la voz perfecta, la suya estaba entre las 50 preseleccionadas por los investigadores al momento de realizar la encuesta. Como era de esperarse, fue una de las preferidas entre los encuestados, acompañada por la de algunos de sus compatriotas, como Jeremy Irons y Judy Dench.

¿Qué hace que una voz sea agradable?

Imagen Thinkstock

Andrew Linn, lingüista de la universidad de Sheffield y Shannon Harris, quien además de ser ingeniero de sonido trabajó como tecladista para artistas como Rod Stewart y Lilly Allen, estuvieron a cargo del estudio. Juntos, plantearon la fórmula que, a su criterio, determina la « voz perfecta».

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Según ambos expertos, se trata de una combinación de tono, entonación, velocidad, frecuencia y palabras por minuto. La voz ideal, según ellos, debe rondar las 164 palabras por minuto con pausas de 0,48 segundos entre cada oración, las cuales deben terminar con una entonación descendiente.

Se trata de voces que inspiran confianza y seguridad en la audiencia, características que suelen asociarse a voces graves. La voz de Alan Rickman se aproximaba a todos estos requisitos y, por esa razón, era considerada, por el público y por la ciencia, una de las mejores voces de la industria del espectáculo.