Acuerdo de paz pone fin a cinco décadas de guerra con las FARC

Juan Manuel Santos, Raúl Castro y Timochenko, en julio de 2016

Después de cuatro año de negociaciones, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el gobierno colombiano, alcanzaron un acuerdo de paz definitivo para poner fin al conflicto armado entre ambas partes. El documento fue firmado en La Habana, Cuba, por negociadores de las dos partes, embajadores de Cuba y Noruega.

“Hemos ganado la más linda de todas las batallas”, consideró el representante de las FARC, Iván Márquez, durante la firma del acuerdo en La Habana. Y agregó: “ La guerra con armas ha terminado. Ahora comienza el debate de ideas”. 

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, dijo desde Bogotá que “hoy es el comienzo del final del sufrimiento, el dolor y la tragedia de la guerra”.

Los guerrilleros y el gobierno de Santos ya habían pactado el cese de las armas de fuego en junio de 2016.

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Próximos pasos

Ahora el documento será enviado al Congreso para darle viabilidad legislativa. Luego, el próximo 2 de octubre, se celebrará un plebiscito en el que los colombianos no aprobarán el proceso de paz, sino el contenido del documento. Lo mismo harán los integrantes de las FARC durante su Conferencia Nacional.

Tal como fue planteado en el acuerdo firmado el jueves, los guerrilleros tiene 180 días a partir de la firma del documento para deshacerse de las armas.

Durante estos seis meses, el armamento de la organización paramilitar permanecerá almacenado en un depósito bajo llave, que estará custodiado tanto por las FARC como por observadores de las Naciones Unidas. Luego, serán fundidas para construir tres monumentos en las ciudades de Nueva York, La Habana y un lugar a determinar en Colombia.

Legalidad

Juan Manuel Santos, presidente de Colombia desde 2010

Las FARC pasarán de la clandestinidad de la guerrilla paramilitar, a ser un partido político civil. Para ello, el movimiento recibirá de parte del estado colombiano más de 2 millones y medio de dólares.

El partido político tendrá garantizados diez cargos en el Congreso, distribuidos mitad y mitad entre ambas cámaras, durante los períodos electorales de 2018 y 2020.

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Críticas

Para el director de Human Rights Watch Americas, José Miguel Vivanco, hay una desproporción entre la naturaleza de los crímenes y las penas a implementarse. “Desde el punto de vista de justicia -me refiero únicamente al acuerdo de víctimas-, la negociación está fundada en la impunidad de aquellos que, a pesar de ser criminales de guerra o que ha cometido crímenes contra la humanidad, pero confiesen esos crímenes, no van a pasar ni siquiera un día en prisión”, dijo a la cadena CNN.

Se calcula que la mayoría de los rebeldes serán amnistiados. Por el contrario, quienes resulten culpables de delitos graves como violación, secuestro, asesinatos u otros crímenes de guerra o de lesa humanidad, sí recibirán una condena.

Sin embargo, uno de los puntos del documento firmado el jueves 25 de agosto, establece que la extensión de las penas serán reducidas para aquellos que confiesen rápidamente sus delitos, que serán juzgados por un Tribunal de Justicia Transicional. Incluso, en algunos casos, si piden perdón y ofrecen resarcir a las víctimas, podrán no pagar con cárcel y hacer trabajo comunitario.

50 años de violencia

La organización marxista comenzó con la lucha armada en 1964, en medio de un contexto de crisis económica e inequidad social. En estas cinco décadas, el tráfico de cocaína, los secuestros y la minería ilegal fueron sus principales herramientas para el financiamiento de sus actividades.

Durante el conflicto murieron más de 220 mil personas, decenas de miles desaparecieron y millones tuvieron que abandonas sus hogares o localidades, desplazados por la tensión.