Abandonar el hogar para sobrevivir: esta es la desgarradora necesidad de los jóvenes en Gambia

Lo que antes era la segunda ciudad más grande de Gambia, conocida como Janjanbureh, hoy ha sido reducida a edificios coloniales deteriorados y abandonados. Y es que gran parte de los residentes, agobiados por la asfixiante situación de su ciudad natal, se han visto forzados a buscar nuevos horizontes, para construir una vida más digna.

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Cuando el deseo puede más que la vida

El medio Al Jaazera cuenta la historia de Alieu Bah, un padre de 12 hijos que recibió la noticia que ningún padre está preparado para recibir. Su hijo Sailu había sido asesinado por traficantes humanos en Libia, en su intento de embarcarse en un peligroso pero prometedor viaje a Italia. Sailu había sido golpeado hasta la muerte.

Saliu no fue ni es el único

La Organización Internacional de Migración registra que casi dos millones de residentes de Gambia han emprendido viaje a Europa. En 2016, 12.000 gambianos arribaron a las costas de Italia y Grecia, y, de esta manera, vaciaron de juventud a sus aldeas natales.

Hoy en día, la manera de trabajar y sobrevivir de los residentes de la ciudad es el turismo. Algunas veces los turistas paran en la ciudad en su camino a otras ciudades y optan por avistar cocodrilos e hipopótamos. Entonces, los residentes aprovechan y los pasean en bote por la zona para tomar fotos. Es la única forma de obtener dinero y poder vivir.

Y la situación no parece mejorar para los jóvenes, quienes, tras ver la realidad de sus padres, tienen muy claro cómo será su futuro. La mayoría de los adolescentes que terminan el liceo no pueden ir a la universidad, debido a que sus familias no cuentan con los ingresos suficientes para afrontar los gastos.

Frente a esta dura realidad es que los habitantes de esta ciudad deciden viajar a Europa, en condiciones extremadamente duras y riesgosas.

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¿Qué pasa con quienes logran llegar?

Para los habitantes de Gambia, Europa simboliza la esperanza y la posibilidad. Sin embargo, aquellos que logran sobrevivir a la travesía, en general, se dan cuenta de que la realidad es muy diferente a lo que pensaban.

Bubacarr logró llegar a Italia, y como relata The Guardian, se encuentra  viviendo en Ferrara, al norte del país. Tiene 24 años y luce destrozado. Siente vergüenza por su ropa donada y el sueño que imaginaba en su país esta lejos de convertirse en realidad.

Hace casi un año que desembarcó del bote pesquero que partió cerca de la costa de Libia.  Emprendió la difícil tarea de dejar su hogar, pero lo hizo con la convicción de que podría cumplir su sueño de tener una carrera como carpintero en Europa.

Ahora vive en un asilo, se siente decepcionado y su visión de Italia ha cambiado. No encuentra trabajo y otra vez piensa en la posibilidad de irse, esta vez a Holanda.

Su familia cuenta con él para que pueda obtener su estatus de refugiado para poder enviar algo de dinero a casa. Pero su ingreso actual apenas le alcanza para subsistir. 

Lamentablemente, historias como las de Bubacarr hay miles. Y es por eso, entre otros motivos, que la Comisión Europea planea invertir parte de su fondo de emergencia para África en crear trabajos en Gambia.

A su vez, con el nuevo presidente de Gambia, muchos esperan que se pueda revertir esta situación y que la juventud no tenga que arriesgar su vida, ni abandonar sus raíces en busca de un futuro digno.