Un día como hoy, en 1979, fallecía en Montevideo, Juana Fernández Morales, una de las poetas uruguayas más famosas.
A 37 años de su partida, recordamos la intrigante vida de Juana de Ibarbourou

Juana nació el 8 de marzo de 1892 en Melo. Vivió en su ciudad natal hasta los 18 años y fue ahí donde comenzó su pasión por la escritura. A los 18 se mudó a la capital dejando la tranquilidad de Melo y buscando nuevas oportunidades. A los 20 años, se casó con Lucas Ibarbourou y desde ese entonces llevó el apellido de su marido con el que firmaría sus grandes obras.
No solo su obra cautivó a los uruguayos y al mundo, sino también su increíble belleza. Para muchos, su felicidad estaba garantizada, con la fortuna de su esposo, una familia constituida con la llegada de su hijo y su fama como escritora. Pero como se pudo saber luego, la vida de Juana de Ibarbourou no fue nada sencilla. Fue víctima de violencia de su marido y de su hijo.
Su mala relación con su marido que gastaba fortunas en lujos, la llevó a la completa tristeza y al consumo de morfina. En esa época no había restricciones para su venta.

A pesar de que su vida personal era complicada, Juana seguía cosechando éxitos con la poesía y la escritura y se convirtió en un emblema de nuestro país.
Los rumores sobre sus adicciones, sobre su complicada vida familiar, y hasta su romance prohibido con el doctor Eduardo de Robertis, que conoció en la madurez y que fue el gran amor de su vida, ya son conocidos.
Lo que queremos recordar hoy, a 37 años de su partida, es su amor por la escritura y su gran talento para contar historias, sus contribuciones a la cultura de nuestro país y el ejemplo en el que se convirtió para muchas mujeres uruguayas, traspasando fronteras y siendo aclamada en todo el mundo como la gran Juana de América.






