8 cosas que pasaron en el segundo debate presidencial entre Clinton y Trump

1. El debate empezó antes de haber empezado

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El segundo debate presidencial con vistas a la elección 2016 en los Estados Unidos se llevó a cabo en la noche del domingo 9 de octubre. El formato de asamblea permitió que algunos ciudadanos presentes, y otros vía redes sociales, pudieran hacerle preguntas a los candidatos.

Pero rebobinemos un poco, ya que el debate empezó mucho antes de lo que tenía planeado empezar.

Todo comenzó el viernes por la noche, dos días antes del debate, cuando The Washington Post publicó una grabación de sonido del año 2005 en la que se oía a Donald Trump haciendo comentarios sexistas y misóginos y en los que se reía de, básicamente, agredir sexualmente a mujeres. La grabación causó muchísimo ruido en las redes y muchos medios se preguntaron si Trump pensaría en abandonar la campaña (a cuatro semanas de las elecciones). Sin embargo, Trump pidió disculpas (o al menos pretendió hacerlo) mediante un https://www.youtube.com/watch?v=ycfARBsz6_Y">video, y siguió (o intentó seguir) como si nada.

Una hora y media antes del debate, la campaña Trump llevó a cabo un extraordinario giro de tuerca, digno de una película de M. Night Shyamalan (y no una de sus mejores): el candidato republicano realiza una conferencia de prensa junto con un grupo de mujeres que han acusado a Bill Clinton de abuso o acoso sexual. Cual protector, Trump aparece sentado en el medio de ellas mientras que, una a una, explican que lo apoyan, que están con él y que estarán a su lado durante el debate. ¿Su argumento? Que lo de Trump son "palabras" mientras que lo de Bill son "acciones", y que ellas eligen a Trump porque Hillary Clinton, según ellas, participó activamente de la campaña para invalidarlas y reducirlas a silencio.

En otro evento, a pocas horas antes del debate, alguien le grita a Bill Clinton que es un violador:

Así te contábamos cómo fue el primer debate: 8 impresiones que nos dejó el primer debate presidencial entre Trump y Clinton

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2. La violencia sexual contra las mujeres estuvo en el centro del debate (aunque en realidad no)

"Trump es un violador". 

La primera pregunta de la noche abordó justamente la cuestión de la grabación de sonido de Trump. El candidato republicano intentó defenderse diciendo que lo suyo eran solo palabras y poniéndose a hablar de ISIS (?) y de cómo él se aseguraría mantener la protección del país. "Están pasando cosas muy malas, parece que estamos en épocas medievales" y "nadie respeta más a las mujeres que yo", fueron los argumentos más "sólidos" del candidato.

Claramente, su retórica intentó basarse en el viejísimo pseudo-argumento que siempre salta cuando hablamos de violencia sexual: "hay cosas peores". Qué curioso pues, según cifras de la ONU, el 35% de las mujeres a nivel global han sufrido violencia física y/o sexual por parte de una persona cercana o violencia sexual por parte de una persona desconocida, en algún momento de sus vidas. Pero sí, claro, "hay cosas peores" y "hablemos de otras cosas".

Donald Trump siguió a lo largo del debate con su argumento de que lo suyo eran "solo palabras", lo cual es irónico ya que él mismo ha sido acusado de violación numerosas veces. Hillary Clinton se distanció de las acusaciones hechas a su esposo. Trump habló elocuentemente de Kathy Shelton, que acusó a Bill Clinton de haberla violado cuando tenía 12 años. Eso también es irónico si consideramos que el mismo Trump ha sido acusado de violar a una niña de 13 años. Hillary Clinton intenta hablar de la plaga social que es la violencia sexual. Cuando se habla de Bill Clinton la cámara lo muestra, como si todo esto fuera una especie de show. Empezamos a tener la impresión de que la violencia sexual se ha convertido en una especie de moneda que le permitirá ganar el debate (o la elección) a uno de los candidatos.

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Sin embargo, ninguno de los candidatos hizo un buen trabajo explicando por qué las palabras de Donald Trump en ese ínfame video sí importan. ¿Tal vez Hillary Clinton no quiso alienar a sus votantes masculinos con una conversación que los pone particularmente incómodos? Trump intentó defenderse diciendo que "los hombres hablan así", que "son solo palabras". Pero no lo son. Las palabras crean una realidad, y las palabras de Trump normalizan actitudes que existen hacia los cuerpos de las mujeres: que éstos pueden ser tocados y agarrados y penetrados, sin que esto sea visto como algo demasiado grave. "Es sólo una broma".

A raíz del video de Trump, la escritora canadiense Kelly Oxford invitó a mujeres a contar sus experiencias de agresión o acoso sexual en Twitter con el hashtag #notokay. Oxford recibió, en menos de 24 horas, más de 8 millones de comentarios en los que mujeres contaban haber sido agredidas o violadas. Este tweet resume la situación de manera bastante brillante (y horrible):

"Actualmente estoy recibiendo 2 historias de agresión sexual por segundo. Cualquiera que niegue la existencia de una cultura de violación, que mire mi timeline".

3. Trump hizo lo que mejor sabe hacer: no responder a las preguntas

Este twwet resume brillantemente la estrategia retórica de Donald Trump:

Cooper: ¿Pagas impuestos?

Trump: ¡No!

Cooper: Entonces no pagas impuestos.

Trump: Claro que los pago.

Cooper: ¿Qué?

Trump: Bernie Sanders

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Cooper: Espera, ¿qué?

Trump: ISIS

La gran estrategia trumpiana de la noche fue no responder directamente (o directamente no responder) a las preguntas hechas por los ciudadanos presentes o por los moderadores. 

4. Trump estaba viviendo su peor pesadilla

La peor pesadilla de Trump. 2 mujeres y un hombre gay diciéndole que no hable.

5. Nos obsesionamos con la mirada de este hombre, que nos representaba a todos

Aunque se trataba simplemente de uno de los ciudadanos presentes en el debate, y de hecho el hombre en cuestión no fue uno de los que tuvo la chance de hacerle una pregunta a los candidatos, su rostro reflejó lo que muchos sentimos al ver el segundo debate presidencial: disgusto, frustración y...

"...podría haberme quedado en casa mirando Luke Cage".

6. Hubo tensión, MUCHA tensión

Los candidatos no se dieron la mano al inicio del debate, gesto que marcó el leitmotiv del debate presidencial: la tensión palpable.

De hecho, Trump estaba particularmente rígido, hablando generalmente hacia la cámara, sin aprovechar el formato de asamblea, que permite que los candidatos interactúen un poco con las personas presentes. Clinton parecía mucho más cómoda, dirigiéndose directamente a las personas y moviéndose con soltura y seguridad.

Si bien los candidatos no se insultaron, es justo decir que no estuvieron lejos de hacerlo. Trump interrumpió agresivamente a Clinton a lo largo del debate, y se dirigió a ella de manera condescendiente en numerosas ocasiones (por no decir constantemente). "Soy un caballero" dijo de manera lacónica y severa Trump cuando los dos candidatos hablaron al mismo tiempo y era, en realidad, el turno de la demócrata.

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Cuando finalmente Trump comenzó a moverse en el foro, lo hizo manteniéndose extráñamente cerca de Clinton y, por supuesto, las redes sociales estuvieron ahí para burlarse.

7. Parecía más una pelea personal entre celebridades de un reality que un debate presidencial

El debate tuvo el desmérito de mantenerse en un nivel extremadamente personal e individual. "Tú hiciste esto, no tú hiciste aquello, etc". Trump vuelve constantemente al tema de los emails borrados por Hillary Clinton, claramente porque le es más fácil hablar en términos de escándalo que en términos de políticas, medidas y planes económicos y sociales. Es justo decir que esto hizo que el evento se volviera aburrido rápidamente, ya que en lugar de oír a dos candidatos presidenciales (o uno y medio), teníamos un poco la impresión de estar viendo una pelea entre dos celebridades de un reality show particularmente mezquino. "Tú mentiste. ¡No, tú mentiste!". Desgraciadamente para Trump, su argumento más fuerte es decir que "él no es Hillary". Si bien esto constituyó una buena retórica al inicio de su campaña, si Trump sigue basándose en esto ya sabemos qué sucederá dentro de cuatro semanas.

8. Los moderadores se merecen un premio

En esta ocasión, los moderadores fueron dos:  Anderson Cooper, de CNN y Martha Raddatz, de ABC. La dupla funcionó a la perfección a lo largo de todo el debate. Tanto Cooper como Raddatz lograron mantener a los candidatos en sus lugares y lograron mantener la calma frente a la agresividad de Trump. Cooper se caracterizó por llamar las cosas por su nombre (hablando del ínfame video de Trump, usó la expresión "agresión sexual" en lugar de usar palabras vagas), mientras que Raddatz supo insistir (y volver a insistir) cuando Trump simplemente no quería responder a las preguntas que lo incomodaban.