50 sombras de abuso: por qué la historia de Ana y Christian no es tan romántica como parece

Imagen UPI MEDIA

Hay una confusión entre el control obsesivo y el amor. Esto, al menos, es lo que generó  Cincuenta sombras de Grey, la exitosa novela romántica de E. L. James que se convirtió en una trilogía de películas muy taquillera.

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La última entrega de la serie,  Cincuenta sombras liberadas se estrena en febrero de 2018 y parece un buen momento para volver a hablar de la popular, pero problemática, historia. Anastasia Steele es una joven estudiante de literatura que se enamora de  Christian Grey, un guapo millonario que, además de tener un pasado oscuro, también es un dominante sadomasoquista. 

Hasta ahora todo parece señalar que se trata de un romance con un componente erótico importante, y lo es, pero hay ciertos aspectos de la historia que, mucho más allá del fuerte componente erótico, son  señales de una relación abusiva:

1. Ese contrato

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La primera entrega de la historia cuenta cómo Ana y Christian se conocen y el conflicto interno de ella por un detalle importante: él quiere que firme un contrato para ser su «sumisa». Ella se siente incómoda con el sadomasoquismo, pero no quiere descepcionarlo.

Además de estipular que ella debe servirle y hacer lo que él quiera, también incluye una lista de los alimentos que ella puede consumir, la ropa que debe vestir y hasta cómo debe lucir su cuerpo.

La dominación y el control son  señales de una relación abusiva y el caso de  Christian Grey es muy claro.

2. Los celos extremos

Según  PsychCentral, otra característica de las relaciones abusivas son los celos irracionales y Christian los tiene de sobra. Sus amigos, como José, son amenazas para Christian, así como cualquier persona que pose sus ojos sobre ella. En la segunda entrega él compra la editorial en la que Ana está haciendo una pasantía porque está celoso de su jefe, Jack Hyde (que se comporta de forma inapropiada con ella, pero ese es otro tema). 

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3. El acecho constante

Christian aparece en los momentos menos pensados: en su trabajo, en la casa de su madre y hasta rastrea su celular para saber dónde se encuentra. No es romántico, no significa que no puede vivir sin ella, sino que necesita controlarla. Acechar a la pareja es un síntoma de una  relación tóxica.

4. La incomodidad en el sexo

Muchos justifican esta relación dominante porque se supone que el sadomasoquismo es así, pero muchas personas que lo practican dicen lo contrario. El punto de este tipo de relaciones sexuales es divertirse y sentir placer, y para lograrlo es importante que las dos partes estén de acuerdo y quieran hacerlo. En esta historia es claro que ella no se siente cómoda y ninguno de los dos parece disfrutarlo.

Incluso Grey, el dominante que tiene un calabozo de torturas en su penthouse, no lo hace por placer, lo hace porque «me gusta golpear chicas con cabello marrón como tú porque todas ustedes se parecen a la prostituta —mi madre biológica─». En el contexto de la novela y las películas el sexo BDSM es tomado como una patología, una forma de expresar el trauma de su infancia. 

5. La manipula con objetos

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Hay teorías que sostienen que Christian Grey hace con Ana lo que los líderes de cultos hacen con sus súbditos. Una de las formas de manipulación más comunes es el « love-bombing», que consiste en llenar al otro con regalos y atención para que termine asociando su nombre con algo positivo. Christian le regala autos, ropa, computadoras nuevas y un montón de objetos más, incluso cuando ella se niega. 

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¿Entonces...?

Ver esta historia en la gran pantalla puede ser divertido, pero vivir con un Christian Grey de la vida real no lo es tanto. Según un análisis de la historia, publicado en  Journal of Women's Health, el  abuso emocional está presente en cada interacción de la pareja. Christian la sigue a donde va, es posesivo, la amenaza si no cumple con lo que él quiere y todos esos aspectos tan peligrosos están justificados porque es «dominante».

Claro, al final de la saga él cambia, se cura de sus «perversiones» y se convierte en un padre de familia, pero esto también enseña una peligrosa lección. No hay que entrar en una relación pretendiendo cambiar a la pareja y menos en casos donde hay abuso. Puedes lograr que tu novio aprenda a bajar el asiento del inodoro, pero no que deje de acosarte. Entrar en una relación significa aceptar al otro tal cual es hoy.

El éxito de las novelas y sus adaptaciones cinematográficas demuestran que millones de personas alrededor del mundo aman esta historia, pero Christian Grey no es alguien con quien deberíamos soñar; es alguien que debería quedarse donde pertenece: en la ficción.

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