5 ingeniosas tácticas de guerra soviéticas para vencer a los nazis en la Batalla de Stalingrado

De julio de 1942 a febrero de 1943, los nazis y los soviéticos combatieron en la actual ciudad de Volgogrado en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en uno de los enfrentamientos más sangrientos del siglo XX: la  Batalla de Stalingrado, que debilitó al Tercer Reich sobre el final de la Segunda Guerra Mundial.

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Las tropas alemanas lideradas por Friedrich Paulus no estaban preparadas para subsistir al frío, no tenían provisiones suficientes y estaban formadas por italianos, húngaros, algunos españoles y rumanos inexpertos, aunque estos no fueron los únicos factores que los llevaron a perder la guerra. No podemos olvidarnos de las ingeniosas tácticas del ejército rojo comandado por Chuikov, Zhúkov y Vassilievski para hostigar y reducir a los germanos al punto de desestabilizar cualquier intento de contraataque. 

¿Conocés las  estratégias de guerra de la Batalla de Stalingrado

Tácticas de distracción

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Los alemanes habían conquistado casi toda la ciudad. Entonces, Hitler tomó una mala decisión: condujo a sus tropas al centro de Stalingrado y descuidó la fronteras. Los soviéticos se preparaban para atacar: y, para distraer a la poca defensa que quedaba, contruyeron puentes falsos. Eso desorientó a los alemanes. El 19 de noviembre cruzaron y rodearon Stalingrado.

Ataque psicológico

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Stalin era un estratega. Para debilitar la moral, el comandante de la Unión Soviética mandó a colocar altoparlantes en la ciudad. ¿Qué sonidos reproducían? El continuo tic tac de un reloj que presionaba a los soldados y les recordaba el poco tiempo que les quedaba, junto a un mensaje amenazante: "Cada 7 segundos muere un soldado alemán en Stalingrado". La desesperación se propaga entre las tropas nazis.

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Salgan de ahí

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El miedo paralizaba a los germanos. Estaban atrincherados, bien escondidos y no querían salir. Entonces, el ejército rojo sacó otro az de su manga: crearon siluetas de metal con forma de soldado. Los alemanes disparaban y salían a comprobar su tiro. Cuando quedaban expuestos, los famosos francotiradores rusos los tomaban por sorpresa.  

Reabastecimiento impedido

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La batalla estaba por terminar. Entonces Hitler envió suministros a sus tropas por aire en busca de dar vuelta el resultado. Era su último manotazo ahogado. Los soviéticos también tenían una estrategia para vencer a los alemanes. Tiraron bengalas y confundieron a los pilotos que interpretaron la señal como propia. Así fue como los suministros terminaron en manos rusas. 

Cuerpo a cuerpo

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El teniente general soviético Vasili Chuikov tenía sangre fría y conocía bien al enemigo. Sabía que los alemanas manejaban una fuerza aérea muy potente. Entonces, ordenó al ejército rojo  combatir cuerpo a cuerpo. La distancia era tan corta que los nazis no se animaron a bombardear para no matar a sus propios soldados. 

Las enfermedades, el hambre, el frío y la falta de armamento junto con las estrategias de guerras soviéticas fueron el puntapié para que, el 2 de febrero de 1943, 90 mil soldados alemanes se rindieran. Era el fin de una de las batallas más importantes de la historia, la que le pondría fin al imperio nazi. Hitler había sido derrotado.

Más allá de los victoriosos y los derrotados, un millón y medio de rusos y 740 mil alemanes murieron en ese enfrentamiento. Otras fuentes dicen que el número de víctimas llegó a 2 millones. ¿Era realmente necesaria esta batalla para debilitar al Tercer Reich? Compartí tu opinión con nosotros.

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