3 lecciones de vida que nos enseñó la asombrosa Georgia O’Keeffe

Me crié leyendo revistas Selecciones del Reader’s Digest, por lo que todos mis héroes y heroínas son personas que fueron populares en Norteamérica desde la década de los 50 en adelante. Entre ellas se encuentra la genial Georgia O’Keeffe, una pintora a la que admiro por sus vibrantes cuadros y original estilo de vida.

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De acuerdo a Karen Karbo, quien investigó y escribió sobre la pintora, todas deberíamos sentirnos inspiradas por estas cosas...

#1 Apunta alto

¿Sabías que desde que tenía 12 años le decía a la gente que quería ser artista? Teniendo en cuenta que eso fue alrededor del 1900, ¡imagina la reacción de quienes la rodeaban! Es como si una niña de 12 años hoy nos dijera que quiere ser astronauta. No digo que sea imposible, pero probablemente no será fácil. Por eso hay que imitar a la O’Keeffe y simplemente concentrarnos en lo que queremos ser, sin importar lo que opinen los demás. 

Imagen Wikimedia Commons

#2 Deja salir tu verdadera esencia

Muchas mujeres pasamos mucho tiempo adaptándonos a las convenciones sociales relativas a cómo tenemos que vestirnos, cómo tenemos que lucir y cómo tenemos que actuar, y terminamos por esconder nuestra verdadera esencia y quiénes somos en realidad solo para encajar y evitar el rechazo. Por eso me encanta conocer historias como las de Georgia O’Keeffe, que no tenía problemas en vestirse de una manera extravagante aún a principios del siglo XX, cuando las mujeres no teníamos los derechos que tenemos ahora. 

Lo mejor es que su experiencia nos enseña que, una vez pasado el espanto y la impresión inicial, la gente se acostumbra a vernos actuando, luciendo y siendo un poco raras y nos deja en paz. Incluso si no nos aceptan, nos motivan a seguir buscando nuestra “tribu” de personas diferentes. 

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#3 Trabaja duro y juega duro

Georgia O’Keeffe podía pasar semanas sin hacer nada aparentemente productivo: leyendo, cosiendo, paseando en la naturaleza, escribiendo cartas, jugando al dominó… hasta que empezaba a trabajar. Y cuando se ponía a trabajar lo hacía con una pasión increíble. Para mí, ese es el secreto de una vida feliz: trabajar duro y divertirse duro ( play hard, work hard), dedicar tiempo sagrado al trabajo pero también a la diversión. 

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