Al incluir tomates en una preparación, agrega una pizca de azúcar para equilibrar la acidez. O incluye algún ingrediente dulce, como la zanahoria.
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Despídete de las lágrimas… ¡al menos al cocinar!
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Gabriela, ama de casa de 62 años, explicó que si tomas un sorbo de agua, y lo mantienes en tu boca mientras picas una cebolla, evitarás llorar. Vale la pena probar, ¿no?
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Hoy en día, la variedad es mayor, pero sigue teniendo sentido comprar aquello que esté más fresco y a mejor precio, es decir, productos de temporada.
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Al preparar pastas, agrega sal gruesa al agua en cuanto hierva (y antes de echar los ‘spaghetti’ o el producto elegido).
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Quítale la punta a los vegetales como la cebolla o el tomate y crea una base más estable para apoyarlos, de modo tal que sea más fácil y seguro picarlos o cortarlos, explicó Sofía.
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Para unos huevos revueltos extra deliciosos, agrega sal al final, una vez que estén listos, para evitar que queden acuosos. “Además, mi madre les pone un chorrito de crema, logrando una textura muy cremosa”, mencionó Sofía.
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Si vas a cocinar con mantequilla (¡delicioso!) en una olla o sartén, lograrás evitar que se queme, agregando también un chorrito de aceite vegetal.
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Limpia mientras cocinas. Mientras esperas a que el agua hierva o que una carne se dore, lava lo que hayas usado hasta ese momento y limpia a fondo la mesada.
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Entra a la cocina con un plan. No es necesario que sea algo súper complejo, ni con múltiples pasos.
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Sólo empieza por pensar qué quieres comer y luego resuelve el resto. Esta es una de las lecciones que Amaryllis Aphrodite, del blog The Tasty Other, aprendió de su madre.
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Cocina para otros. Esta es otra enseñanza que la bloguera tomó de su madre.