Moda
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Theresa May, la mujer que no renunció a la moda para llegar a ser primera ministra de Reino Unido
Como una demostración de que las mujeres de la política no tienen por qué renunciar a su feminidad ni a su gusto por la moda, la segunda mujer en este cargo alardea de sus capacidades de estratega igual que de su interesante colección de tacones.

Después de las consecuencias que trajo el voto a favor del Brexit, Theresa May, que otrora ocupara el cargo de Secretaria de Estado, se convirtió en la segunda mujer, después de Margaret Tatcher, en ocupar el cargo de primera ministra de Gran Bretaña. En sus 30 años como política no solo sus ideas han sobresalido, también sus pasos por el Ministerio del Interior, o por el Partido Conservador han tenido unos curiosos testigos: sus zapatos.
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Lejos de banalizar su figura, darle un vistazo a sus coloridos zapatos hace evidente cómo una de las mujeres con más poder en Gran Bretaña no ha tenido que renunciar a su gusto por los estampados y las bellas bailarinas. Lejos de esa seriedad masculina e impenetrable que se demandaba a la mujeres en otras décadas, Theresa May hace eco de unos aires de mayor libertad para las mujeres que conquistan puestos tradicionalmente masculinos.
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Apelando siempre a un estilo clásico, la nueva primera ministra tiene una envidiable colección de zapatos comparable a la de la emblemática Imelda Marcos. Sus tacones favoritos son los tipo años 30 de tacón cuadrados de puntas levemente redondeadas y con hebillas doradas. Unos propios de las abuelas que recientemente se han vuelto a poner de moda entre las más jovencitas.
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El estampado 'animal print' tipo leopardo ha sido el más fotografiado en sus zapatillas. La mujer que tendrá que llevar a su país a encontrar su camino por fuera de la Unión Europea tiene un gusto tal por la moda de, que se atreve a llevar estampados animales de diferentes colores, un riesgo que incluso las más versadas fashionistas no se atreven a tomar.
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Theresa May sabe cómo hacer que la elegancia y la comodidad comulguen con su estilo de vida. Lo ejemplifican perfecto estos mocasines que aunque adelanten parecen unos zapatos tradicionales, tienen una hilera de brillantes en su discreto tacón. Un toque inesperado de sofisticación.
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Si el sastre pantalón en tonos como el azul y el gris parece el uniforme de las mujeres emblemáticas de la política, la nueva primera ministra ha sabido hacer de sus zapatos y carteras una manera de sacudirse de esa seriedad y mutismo y hacer un guiño a todas las mujeres del mundo.
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Estos zapatos tipo Luis XV, típicos de los que usaban los hombres en la monarquía cuando los tacones eran más propios del género masculino que del femenino, fue los que usó Theresa May en la convención del partido conservador, en 2014.
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Reemplazar a David Cameron tras sus seis años como Primer Ministro le va a demandar a Theresa May mantener sus pasos firmes, sin duda lo va a hacer con sus aliados, los 'kitten heels', esos de un tacón refinado, curvo y cómodo de tan solo tres pulgadas.
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Una de las lecciones de estilo fundamentales que esta experimentada política les da a las mujeres que ocupan altos cargos es que no hay una ocasión que no sea correcta para develar un carácter y estilo personal. Estos arriesgados 'pumps' fueron los que eligió para la conferencia del Partido Conservador en Manchester en 2011.
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¿Pueden los taches ser formales? la primera ministra responde con contundencia. Estos 'flats' de cuero y apliques brillantes fueron los compañeros perfectas para su estructurado traje negro durante un discurso que dio en Londres en 2013.
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Como si fuera la mismísima Coco Chanel, la política sabe llevar faldas 'midi' con zapatillas de minúsculo tacón en combinación blanca y negra. Y como si fuera una mujer común se detiene a desatascar su tacón de uno de los bloques de concreto del número 10 de la calle Downing en donde se reúne el Gabinete en Londres.
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Y si como si usar leopardo en sus zapatos no fuera suficiente riesgo, a Theresa May se le ha visto usar incluso tacones de ojo de pescado que dejan los dedos del piel desnudos. Un desafío a todos los códigos y una reinvención de las formas como las mujeres pueden caminar en el poder.
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