Los juegos infantiles son todo un tema. No todos los papis tienen la misma ocurrencia para plantear buenos y divertidos juegos a sus chicos. Por eso este espacio puede ser un buen sitio para sugerirles propuestas, y para este preciso momento he elegido una, hija de la tradición: el juego de la Gallina Ciega.
La gallinita ciega

El juego de la Gallina Ciega goza de una larga tradición, y esta figura en los documentos históricos y en la literatura, desde la historia antigua.
Los romanos jugaban este juego. En Francia también, como recordatorio de un valiente caballero que había perdido la vista en batalla, pero igualmente continuó luchando hasta morir. La novela picaresca española recoge escenas de este juego, y hasta la pintura lo registra. Por ejemplo, en la obra de el pintor holandés Pieter Brueghel el Viejo, o de Goya.
A lo largo del tiempo y las distintas regiones, el juego aparece con algunas variantes. Sin embargo, siempre ha mantenido sus características esenciales: se vendan los ojos del participante de turno y se lo hace girar para que pierda la orientación. Luego los demás participantes le cantan una canción para incentivarlo a que los encuentre: “Gallinita, gallinita ¿Qué se te ha perdido en el pajar? Una aguja y un dedal Da tres vueltas y la encontraras”.
La gallina ciega debe tocar con un palo o algún otro instrumento, así como también puede ser simplemente agarrando de la ropa a alguno de sus compañeros. Una vez que lo logra, cambia el turno con el compañero que ha atrapado.
Es un juego para lugares amplios, pues se necesita buena movilidad. Es ideal para espacios abiertos, y para ser practicado por grupos numerosos de niños. Permite realizar ejercicio recreativo, actividad física, correr y realizar movimientos de contorsión para escapar del captor. Es un juego divertido, y propicia la integración grupal, obligando a todos los participantes a interactuar.
Via | bebesangelitos








