Hace unos instantes estaba buscando un tema para escribir la que sería esta nota, y tropecé con el caso de Amanda Todd. Tuve que tomarme media hora para recuperarme del dolor que me produjo observar el video que la misma Amanda había subido a YouTube, antes de tomar la decisión de quitarse la vida.
El caso de Amanda Todd... Para reflexionar

Amanda Todd decidió quitarse la vida el pasado 10 de octubre, como consecuencia del bullying al que estaba siendo sometida. Sólo tenía 15 años, dos menos que mi hija mayor. Todos mis temores acerca de los peligros del mundo en que vivimos se agolparon en la entrada de mi corazón. Sólo quería correr y abrazar a mi hija, retenerla, decirle que siempre podía contar conmigo ante cualquier problema que tuviera, que podía confiar en mí, que yo iba a estar siempre, incondicionalmente.
Hoy te propongo que reflexionemos juntos acerca de este caso, que nos toca de cerca, que traspasa las fronteras geográficas, a través de la cibernética, para saber por qué es importante hablar con nuestros hijos acerca del caso Amanda Todd.
Amanda Todd, crónica de una muerte anunciada
Amanda pasaba largas horas en la computadora, conectada a las redes sociales y haciendo amigos por el ciberespacio. Por lo que cuenta en su video, a los 12 años un desconocido la convenció después de largas charlas en el chat de que le mostrase los pechos, a lo que Amanda accedió. Cabe destacar que nada puede hacer la inocencia de un niño frente a la perversidad de un adulto. Amanda sólo tenía 12 años. A partir de ese momento la vida de la niña adolescente, porque no dejan de ser niñas -aunque se delineen los ojos, se rebelen contra el mundo e imiten a sus estrellas de pop preferidos- cambió para siempre.
El depravado, porque no cabe otra palabra, abrió una página en Facebook, con la imagen de los pechos desnudos de Amanda en el perfil. Lo demás es historia; Amanda se apartó del mundo por la humillación y el mundo la apartó por incomprensión, por castigo. Sola, desvalorizada, desesperada, se quitó la vida el último 10 de octubre. Como ella misma escribió en sus carteles del video subido a YouTube, nunca podría recuperar las fotos del mundo de Internet. Pero tampoco se podrá quitar del espacio cibernético su pedido desesperado de auxilio; hay un antes y un después, lamentablemente, después de su muerte.
Hablar con nuestros hijos acerca del caso Amanda Todd.
Creo que es importante hablar con nuestros hijos de este caso, porque nos recuerda las precauciones que debemos tener como padres acerca del uso de la computadora que nuestros hijos hacen. Nunca está de más recordarles que no acepten conversar con extraños en las redes, por más amistosos que parezcan. Conversar con ellos, aún de los temas más difíciles; responder sus preguntas, aunque sintamos que nos ponen contra la espada y la pared, siguen siendo armas invalorables para que ellos sientan que pueden confiar en nosotros, siempre, siempre.
El caso de Amanda Todd es una herida que dificilmente pueda cerrar la piel de la sociedad; nuestros adolescentes son nuestra responsabilidad, porque deben lidiar con un mundo difícil, un mundo por momentos violento, un mundo que parece descreer en la fuerza del amor y el respeto. Este es el mundo que le heredamos nosotros y que muchas veces les pedimos que salven. Para salvar el mundo es necesario salvar las pequeñas aldeas, empezar de lo micro, desde nuestro hogar, con nuestros hijos.
Corro a abrazar a mi hija, y en ese abrazo, la abrazo a Amanda, que espero que donde esté haya podido encontrar la paz que aquí le fue negado.
Sólo puedo decir, Amanda, descansa en paz.









