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Anorexia nerviosa: ¿cuándo hay que preocuparse?

Hace muchos años, cuando terminé el colegio secundario, me ofrecieron trabajar como acompañante terapéutica de anoréxicos y bulímicos. El trabajo me resultaba perfecto, ya que cuadraba con mis horarios de estudio en la universidad y la paga era buena. Pero a los 18 años no estaba preparada para ver lo que ví. Ni preparada para sentir lo que sentí.

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Adolescentes de 14 años postradas, porque estaban tan debilitadas que no tenían ni fuerza para levantarse, prácticamente eran piel y hueso, como las personas que suelen verse en los documentales que tratan sobre el tema del hambre mundial. Jóvenes que sufrían pérdida del cabello y tenían la garganta lastimada, a causa de introducirse los dedos para provocarse los vómitos. Familias enteras sufriendo por las consecuencias de una enfermedad que es como un iceberg, sólo asoma como parte visible, el conflicto con la imagen corporal, pero que en lo profundo aún hay mucho más.

Tanto la anorexia, como la bulimia, son desórdenes alimenticios, que mundialmente sus estadísticas han ido aumentando, y lo más alarmante es que en los últimos años las edades de los jóvenes que las sufren no han disminuido.

Por eso, hoy EntrePadres no quiere permanecer ajeno a esta problemática y te cuenta qué podemos hacer los padres frente a un posible caso de anorexia nerviosa.

Anorexia nerviosa: características

Las personas que sufren anorexia nerviosa suelen sufrir de depresión. Eligen no comer para lograr delgadez, y aún, cuando están muy debajo de su peso normal, continúan viéndose gordas, sienten hambre y piensan en la comida, pero traducen cada bocado en calorías, lo que los lleva a realizar largos períodos de ayuno. Suelen realizar actividad física en exceso, e incluso ni bien terminan de comer.

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Según los especialistas, no existe un único motivo para la aparición de un desorden alimenticio; muchas veces los cambios hormonales que caracterizan la adolescencia, suelen traer aparejados preocupación por el aspecto físico, buscando ser aceptados por sus pares y verse atractivos.

Las consecuencias de la anorexia pueden ser muy graves, llegando incluso a ser mortal. Algunos síntomas de que un adolescente puede estar padeciendo esta enfermedad son:

  • Pérdida abrupta de peso
  • Agotamiento y falta de energía
  • Demostrar demasiada selección en las comidas que ingiere
  • Mostrar obsesión por el peso
  • Hablar del tema de la comida continuamente
  • Evitar comer en familia
  • Levantarse de la mesa, durante las comidas, para concurrir al toilette, varias veces
  • Si es mujer, su período menstrual, puede sufrir modificaciones, incluso hasta desaparecer
Imagen Thinkstock

Lo que los padres podemos hacer frente a la anorexia

Si notas algunos de estos síntomas, pide ayuda médica enseguida, aún cuando tu hijo se resista. Trata de dialogar con tu hijo, haciéndole planteos que permita que él pueda contestarte. La anorexia nerviosa puede hacer estragos en el seno de la vida familiar; no permitas que la enfermedad se interponga en la relación que tienes con tu hijo, recuérdale siempre cuánto lo amas y todas las cualidades que posee. Trata de evitar comentarios acerca de la apariencia física de las personas.

Cuando la anorexia nerviosa ingresa en un hogar, podrá a prueba la fortaleza de los vínculos y muchas veces es necesario, que toda la familia inicie una terapia psicológica, para sentirse contenidos y poder superar la crisis de la mejor manera posible.

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Los cambios serán paulatinos; la recuperación lenta; pero se puede salir de la anorexia, con la ayuda médica apropiada, paciencia y mucho, mucho amor.

Muchas veces las experiencias ajenas sirven más que las referencias que podamos encontrar en los libros. Si venciste la batalla contra la anorexia nerviosa, compártelo. Tus palabras pueden ayudar a alguien que lo necesita.