La palabra “cambios” suena con más fuerza que nunca durante la adolescencia. Incluso, podríamos decir también que esta etapa de la vida es un cambio en sí mismo, que conduce a los chicos de la niñez a la juventud.
Adolescencia y sus cambios

Dentro de los cambios en la adolescencia, los más visibles tienen que ver con la transformación corporal o desarrollo de los caracteres sexuales. En las niñas, llega el momento de la primera menstruación, el nacimiento de los pechos y el ensanchamiento de las caderas. Mientras tanto, a los hombres les crece vello en el rostro y en todo el cuerpo, se les agrava la voz, crece el tamaño del pene y experimenta las primeras erecciones.
Pero, además de enfrentarse a estos repentinos cambios en su cuerpo, los adolescentes tienen que lidiar con cambios emocionales. Durante la pubertad, las hormonas se encuentran alborotadas y esto hace que modifiquen su humor y estado de ánimo con facilidad: de un momento para otro, los adolescentes pueden pasar de la emoción al llanto y viceversa sin una causa aparente.
Y entre tantos cambios internos y externos, es obvio que también se transformará la relación entre los jóvenes y sus padres. La adolescencia es la etapa de la rebeldía, el momento en el que los adolescentes entienden que ya no son niños y proclaman su independencia respecto a mamá y papá.
Por ello es que para todo padre, en mayor o menor medida, es difícil lidiar con un hijo adolescente. De cualquier manera, todos hemos pasado por la adolescencia y sabemos que los cambios y la rebeldía son naturales en esta etapa de la vida.
Una adolescencia sin cambios, no sería adolescencia.








