Durante la visita de dos días, Ricky Martin fue testigo de cómo trabaja UNICEF ofreciendo entornos protectores donde los niños y adolescentes pueden jugar y recibir el apoyo que necesitan para volver a recibir una educación estructurada. En el valle de Bekaa y en Akkar, Martin participó en actividades recreativas en los espacios seguros para niños de los asentamientos informales.
Además, conoció a adolescentes que reciben cursos de formación de aptitudes para la vida práctica impartidos por UNICEF y sus aliados, en los que los niños y niñas obtienen una capacitación profesional y apoyo para su aprendizaje.
“La valentía de estos niños me inspira. Están obteniendo los conocimientos y las aptitudes que necesitan para poder contribuir al desarrollo de sus familias, comunidades y sociedades cuando lleguen a la edad adulta. Invertir en su presente es una inversión en el futuro de la región”, dijo Ricky Martin.
Unos 1,1 millones de sirios han buscado refugio en el Líbano desde el inicio de la crisis en 2011, y más de la mitad de ellos son niños y niñas. Los niños refugiados corren un riesgo muy concreto de ser víctimas de la explotación y el abuso, y un gran número no tiene otra opción que trabajar en lugar de asistir a la escuela.
“Estamos en el sexto año de una crisis que ha tenido graves repercusiones sobre las vidas de millones de niños y sus familias. Se estima que 2,8 millones de niños están sin escolarizar en la región. Me he reunido con niños que se han visto obligados a convertirse en el sostén de sus familias, y que trabajan hasta 12 horas al día”, dijo Martin. “El mundo debe hacer mayores esfuerzos para asegurarse de que estos niños estén protegidos contra la explotación y reciban acceso a entornos seguros donde puedan aprender y lograr su autonomía”.
El deterioro de la situación económica para los refugiados de Siria ha exacerbado gravemente el problema del trabajo infantil en el Líbano. Además del trastorno psicológico que sufre la mayoría de los niños y niñas que han huido del conflicto y de la violencia en su país hay que añadir el problema relacionado con algunas de las peores formas de trabajo infantil, como son trabajar en obras de construcción, que puede causar daños psicológicos y de desarrollo a largo plazo, así como problemas físicos.
A Martin le afectó mucho la historia de Batoul, una niña de 11 años de Homs, que tiene que trabajar a cambio de agua y refugio. Batoul, sus dos hermanas mayores y su madre son las únicas que pueden mantener a su familia de 13 miembros. “No recibo dinero. Trabajo muchas horas cosechando habas, cerezas, patatas, cualquier producto de temporada”.
En su calidad de Embajador de Buena Voluntad de UNICEF desde 2003, Martin ha sido un defensor apasionado de los derechos del niño, y se ha centrado en promover la protección de la infancia contra la explotación, el abuso y la trata. Además, UNICEF y la Fundación Ricky Martin han colaborado para poner fin a las atrocidades contra los niños, como la trata de niños y trabajo infantil.