El secreto de esta mujer para bajar de peso fue mirar su teléfono.
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Chelsea Stevens dio a luz a su hijo, Aries, hace tres años.
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Desde entonces, fue ganando peso sin parar.
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La estudiante de 25 años llegó a pesar 280 libras.
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Ella dice que su debilidad era el pollo frito y la pizza.
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¿Y es que a quién no le gusta probar un poco de esta comida?
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Sin embargo, Chelsea continuamente iba a este tipo de restaurantes.
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“Me encantaba comprar comida rápida todos los días y era adicta al pan crujiente con mantequilla, pero no me di cuenta de cuánto había comido hasta que fue demasiado tarde”, admitió la mujer.
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Cuando notó lo diferente que era de hace unos años, Chelsea se deprimió.
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Durante algún tiempo sufrió depresión y no quiso salir de casa.
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“Solía mirarme en el espejo y no gustarme lo que veía, pero no podía evitar comer grandes porciones de comida”, apuntó la mamá de 25 años.
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Fue en el 2013 cuando finalmente vio hacia dónde quería dirigir su vida.
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Ella se subió a una montaña rusa, pero uno de los encargados le pidió moverse a un asiento más grande.
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¡Entonces, ella se obligó a sí misma a deshacerse de esas libras de más!
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Quería poder ser una madre que pudiera pasar mucho tiempo jugando con su niño.
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Además, quería dejar de ser tan temerosa del mundo.
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En octubre de ese año, Chelsea tomó una fotografía de sí misma que usó para motivarse a alejarse de la grasa.
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Ella la usó de fondo de pantalla para recordarse constantemente cómo se veía.
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“Sabía que mirar esa foto tan penosa todo el tiempo en mi teléfono me detendría de ordenar comida rápida”, explicó Chelsea.
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No conforme con la foto, ella también se anotó a un programa de reemplazo de comida para acelerar la pérdida de libras. ¡Desde entonces, son 98 libras las que ha perdido!
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“Me siento maravillosa al ser una joven madre atlética”, dijo Stevens. Gracias a todo el peso perdido, ahora puede pasar más tiempo jugando con Aries y se siente más segura de sí misma.