Wertham: el hombre que puso los cómics en peligro de extinción a base de mentiras

Recordemos la pasada década, imaginemos los próximos 5 años, repasemos la cultura popular en internet... pero al hacerlo, quitemos un elemento, quitemos los cómics. Obviamente, el mundo del entretenimiento actual es vasto, diverso y no está limitado únicamente al cómic, pero no podemos negar que la influencia de los superhéroes (en todas sus dimensiones) ha cambiado el rumbo de la industria (y nuestras vidas) para siempre —sin ir mucho más lejos, yo estoy escribiendo este artículo para una página dedicada a los cómics, basándome en un libro que estudia la historia del noveno arte...—. 

PUBLICIDAD

Ahora, ¿qué pasaría por tu mente si te digo que existió la chance de que esta realidad jamás llegara a concretarse? ¿Me creerías si te cuento que un simple mortal llevó a todos los superhéroes del mundo a un lugar del cual casi no lograron retornar? ¿Qué sentirías al escuchar que una mentira pudo tornar la mente de millones de personas en contra de sus emblemas de valor y heroísmo? Bueno, ¿qué tal si hablamos sobre el Doctor Fredric Wertham?

Durante la década de los 50 los cómics tomaron un rumbo inesperado, rayando con lo grotesco y escabroso; esto gracias a la incursión de EC Cómics, una editorial que publicaba títulos de crimen y terror con imágenes morbosas e impactantes (mucho más en el contexto de la época). A raíz de esto, un anciano psiquiatra llamado  Fredric Wertham elevó su pensamiento en pugna con los cómics mediante la publicación del libro éxito en ventas  Seduction of the Innocent, creando una campaña de odio colectivo que rodeó a la industria del cómic (y mucho peor, a sus creaciones), marcándola con un estigma de rechazo, infamia y perversión. 

Sentado esto, no resulta ilógico que Wertham se manifestara en contra de una editorial de tan mal gusto como EC Comics; pero el doctor Fredric no solo veía inapropiado el contenido de EC, él creía que todos los cómics manipulaban las mentes de los jóvenes, acercándolos al crimen, la drogadicción y la perversión moral. 

PUBLICIDAD

Según Wertham, Batman promovía la homosexualidad ya que la convivencia de Bruce con su protegido, Dick Grayson ( Robin), y su mayordomo reflejaba el "deseo interior de los homosexuales por vivir juntos";  Wonder Woman tenía una segunda lectura relacionada con la sumisión y el  bondage, además de que su fuerza e independencia dejaban en evidencia su carácter de lesbiana; y TODOS los cómics escondían mensajes sexuales subliminales escondidos en trazos de árboles o muslos... Ahora bien, ¿qué problema habría en ver una pareja de homosexuales protegiendo una ciudad, una amazona lesbiana o la imagen accidental de un par de senos dibujados en un ciprés (de ser ciertas sus insinuaciones, por supuesto)? Actualmente ninguno, pero en la época ese tipo de conductas eran tabú y, en consecuencia, los cómics recibieron todo el desprecio sin fundamento acumulado en el corazón de una sociedad retrógrada.

En otra de sus célebres frases, el psiquiatra comentaba: 

«¿Cómo van a respetar a la madre, al padre o al profesor, que trabajan, que son de lo más normal, que intentan enseñarles las reglas de conducta de siempre, que quieren que tengan los pies en la tierra y que no son capaces, ni siquiera en sentido figurado, de surcar los cielos? A nivel psicológico, Superman mina la autoridad y la dignidad que los hombres y mujeres de a pie tienen en la mente de los niños».

Absurdo, lo sé, pero por aquella década cada palabra tenía sentido, cada opinión se absorbía sin los filtros del criticismo y el sentido común; y como resultado, los adultos se levantaron para "proteger" sus generaciones, acumulando montañas de cómics y quemándolas. EC Comics, tras una investigación del Congreso de Estados Unidos, fue cerrada; y poco tiempo después, nacía el Código del Cómic, que aseguraba contenido apropiado para los niños mediante un riguroso y mecánico listado de exigencias que pretendía transformar el arte en moralidad barata. 

Imagen DC Comics

Y es que la distopía que Ray Bradbury planteó en Fahrenheit 451 no estaba tan alejada de la realidad; el temor, como siempre, se erigió como arma principal en perjuicio de la libertad creativa... bueno, libertad de cualquier tipo. 

PUBLICIDAD

Poco a poco, el esplendor de Estados Unidos comenzó a opacarse... Al finalizar la década, el país temía por las bombas nucleares y los comunistas; la sociedad implotaba debido a la más que justificada rebelión de las minorías (homosexuales, afrodescendientes o simplemente jóvenes reprimidos); y la estructura pulcra y pseudo-moralista se diversificaba instintivamente. Todos estos elementos fluían hacia un solo lugar, y un grito de necesidad quebraba el viento... nuevamente, el pueblo imploraba por héroes. 

Imagen Marvel Comics

Para finalizar, me gustaría citar un párrafo leído en Supergods, un libro que mi más preciada amiga me regaló, un libro escrito por el mismísimo Grant Morrison

«Y cuando el país se miró el ombligo, en busca de soluciones para sus miedos, encontró la oscuridad, y el monstruo de mil cabezas que había escondido en el sótano salió pestañeando a plena luz (...) los criminales, los extravagantes, los perturbados y los genios emergieron como Morlocks desde los nightclubs subterráneos, escupiendo poesía. La disfusión de las drogas psicodélicas y la marihuana —que se expandió desde los turgurios del jazz a las escuelas de arte y a la cultura emergente del Rock and Roll— aceleró la ascención de estas capas marginales. El deseo de controlar y domar el subconsciente estadounidense estaba engendrando a su vez otros elementos que había que controlar, ideas cada vez más nuevas y extravagantes que había que entender y justificar (...) Al fin de cuentas, nada era estable: ni la guerra, ni la paz, ni el individuo. Puede que solo los superhéroes fuesen capaces de comprender un mundo acelerado y mediatizado como aquel. Pero se habían marchado (...) eso sí, no tardarían en volver para elevarse más alto (...) tan alto, tan rápido y tan lejos que hubo que crear una nueva edad para contenerlos a todos». Efectivamente, la Edad de Plata.»

PUBLICIDAD

Podría interesarte: Una vida sin reconocimiento: La historia del verdadero creador de Batman

Mira también: El día que la policía detuvo hasta a la recepcionista de una editorial por un cómic

Y tú, ¿qué piensas al respecto? ¿Cómo imaginarías un mundo sin la influencia histórica de los cómics? ¿Cómo inspiraron estas creaciones tu vida personal? ¿Qué opinión te merece lo hecho y dicho por el Doctor Wertham?

Esperamos tus comentarios. 

Relacionados: