Saint Seiya: Shun como mujer es la peor decisión que tomó Netflix (no por cuestión de género)

Hace algún tiempo, Netflix anunció Saint Seiya: Los Caballeros del Zodíaco, la adaptación animada en CGI de uno de los mangas más aclamados en el mundo y anime con increíble impacto en Latinoamérica. Obviamente, el hype estaba por las nubes y el reciente tráiler, en términos generales, fue bueno; no obstante, una de las escenas confirmó dos datos de vital importancia e incendió Internet: Saori cambiará de nombre y Shun será mujer.

PUBLICIDAD

El guionista respondió, de paso, al cuestionamiento sobre el cambio de nombre [Saori ahora es Sienna], diciendo:

Eso fue hecho antes de que me uniera a la película. Hubo algunas dudas sobre por qué los personajes de China, Europa, Sudamérica tienen nombres japoneses. Así que entre Toei y Kurumada, eligieron actualizar algunos de los nombres de los personajes.

Concepto que, de plano, hace referencia al gran problema en las adaptaciones actuales (sobre todo cuando el material de origen es oriental): la necesidad de occidentalizarlo todo.

El caballero de Andrómeda ahora es mujer y genera mucha polémica

Cuando niño, escuchaba con gran asombro cómo personajes populares como Bruce Wayne y Dick Grayson eran llamados Bruno Díaz y Ricardo Tapia, en consecuencia de la castellanización —la que también es responsable de Lobezno, Homero o La rana René — que pretendía acercar historias extranjeras haciéndolas más familiares a nuestro lenguaje, pero solo nos alejaba de las riquísimas culturas que representan dichos nombres. La occidentalización es aún peor.

Cuando conocí a Seiya, me intrigó su nombre; quise saber qué significaba y descubrí que era ‘flecha de estrella’ o ‘estrella fugaz’. Conocer este dato me introdujo a nuevo lenguaje y me enamoró de la capacidad del idioma para resignificar palabras. Si en lugar de Seiya, se hubiese llamado… «Carlos», jamás habría tenido el privilegio de aprender del lenguaje nipón.

Ahora bien, antes de dar mi opinión sobre el asunto necesito aclarar que la idea de incluir mujeres en historias superpobladas por hombres, es genial, sin embargo, en este caso, el contexto es más importante.

Primeramente, Saint Seiya es un shonen, un tipo de manga dirigido al público masculino de 12 a 25 años, aproximadamente. Como tal, es normal que sus personajes sean mayoritariamente varones adolescentes que traten de generar empatía con el público japonés —aún si también existen personajes femeninos que pueden empatizar, ya que no es cuestión de género—, que es uno de los más cerrados y ortodoxos en lo que a creación de contenido se refiere. Por tal razón, Saint Seiya siempre fue un pionero en la representación de personajes, ya que dibujó personalidades sensibles, expresivas y femeninas que, en su época, no eran consideradas de referencia para el lector, pero que ahora vemos como figuras representativas necesarias para nuestra generación.

Shun no temía a la hora de expresar sus sentimientos con calidez y ternura; lloraba con frecuencia y no se ocultaba detrás de un abrigo de autosuficiencia y machismo. No dudó ni por un segundo al momento de usar su propio cuerpo (y cosmo) para dar calor al de un amigo totalmente congelado, aún si esto podría ser objeto de crítica. Era delicado y poseía características que muchos asocian únicamente con el género femenino, lo cual lo hacía sumamente rico como personaje. Es más, nunca se confirmó su orientación sexual, lo que hace aún más importante la presencia de un personaje heterosexual, femenino y protagónico. Entonces, ¿por qué Netflix tomó esta decisión? La respuesta de su guionista fue un tanto gris:

«¿Por qué cambiar a Andrómeda? Esto es todo por mí. Cuando comenzamos a desarrollar esta nueva serie actualizada, queríamos cambiar muy poco. Los conceptos centrales de Saint Seiya (que la hacen tan querida) son muy fuertes. La mayor parte se mantiene bien incluso treinta años después. Lo único que me preocupaba: los Caballeros de Bronce son todos chicos.
Imagen exclusiva de Saint Seiya Santia Sho, anime protagonizado por Santias.

La serie siempre ha tenido fantásticos personajes femeninos dinámicos y fuertes, y se refleja en la tremenda cantidad de mujeres que sienten pasión por el manga y el anime de Seiya. Pero hace treinta años, un grupo de muchachos luchando por salvar el mundo sin chicas alrededor no era gran cosa. Ese era el defecto entonces. Hoy el mundo ha cambiado. […] Entonces, ¿qué hacemos? Lo hemos pensado mucho. Hay un montón de personajes femeninos en el anime y el manga. Marin y Shaina son increíbles. Pero los dos son poderosos ya, nadie quiere verlos convertidos en Caballeros de Bronce. ¿Tomamos a un personaje existente como Sienna ( Saori) o Shunrei o Miho, les damos poderes y los convertimos en un tipo de April O'Neil? ¿O creamos un nuevo personaje femenino y hacemos que se una al equipo? Tal vez... Pero no quería crear un nuevo personaje femenino que sobresaliera y fuera obvio, especialmente si no fue creado de forma natural y no tiene un carácter/personalidad distinto al de "ser la chica"».

PUBLICIDAD

La decisión tiene fundamento, pero no solo no es la más adecuada por la obvia polémica que ocasiona en los fans más acérrimos —la cual me tiene sin cuidado—, sino por el error de foco.

Efectivamente, Marin y Shaina son personajes femeninos existentes y de gran influencia. Saori, por su parte, si bien fue retratada en algunas sagas como «la princesa a rescatar», con el tiempo se empodera de su carácter de «diosa de la guerra». Pero, también, existen decenas de otros santos femeninos de igual trascendencia que pudieron ser usados sin violar el canon de Saint Seiya; tal y como sucedió en The Lost Canvas, con Yuzuriha, de Grulla, y Sho, de Equuleus, en Saint Seiya Saintia Sho.

No solo eso, sino que la misma leyenda de Saint Seiya como obra es pervertida. Según Kurumada, durante muchos años, solo a los hombres se les permitía luchar junto a Athena, obligando a que las mujeres guerreras utilizaran una máscara obligatoria si es que querían formar parte del ejército de Athena. Ver el rostro de una Caballero era un insulto para ella, que debía ser pagado con la vida o el amor. Si bien todo esto se justificó con el hecho de que Athena debía ser la única mujer en el Santuario y todos (incluso los hombres) debían renunciar a su género y deseo sexual mientras servían, con el tiempo el canon se modificó con la aparición de las Santias, guerreras que ganaron su lugar junto a Athena, rompieron el molde patriarcal (literalmente) y no están obligadas a seguir la ley de las máscaras.

PUBLICIDAD

Hacer que Shun sea una mujer no solo simplifica tan interesante historia, sino que roba la esencia de un personaje masculino como pocos y la oportunidad de dar inclusividad orgánica. En todo caso —sobre todo teniendo en cuenta que se iba a levantar polémica sin importar la decisión—, hubiese sido preferible tomar a otro Santo de Bronce como ejemplo, a uno que representase propiedades masculinas, por ejemplo.

Obviamente, me quejo porque uno de mis anime favoritos fue totalmente distorsionado, cambiando nombres, género y haciendo que los Santos se enfrenten a tanques de guerra, pero, con el corazón en la mano, y aunque amo la idea de equilibrar la balanza de hombres y mujeres, esta decisión solo rectifica la idea popular de que Netflix destroza todas las adaptaciones que decide producir en su catálogo de exclusivos.

Pero tú, ¿qué piensas al respecto?

Podría interesarte:

Esperamos tus comentarios.