Quiero inaugurar con este artículo una serie de notas dedicadas a “momentos bizarros del cómic”. Y, tal como creo que lo imaginan, la larga trayectoria de la que gozan ciertos títulos del cómic estadounidense (específicamente, los del género superheroíco) ha hecho que sus guionistas los lleven y traigan por situaciones realmente extrañas.
Crossover de X-Men y Ghost Rider (cómic recomendado)


En este caso, me referiré al crossover que vivieron los X-Men y Ghost Rider. Fue durante los números 8 y 9 de X-Men, realizados por Scott Lobdell y Jim Lee; y los números 26 y 27 de Ghost Rider, llevados de la mano de Howard Mackie y Ron Wagner.
X-Men: un vistazo al pasado de Gambit
El profesor Xavier ha aceptado a Bishop, llegado de uno de los futuros que espera por los mutantes, como miembro de los X-Men. Así que para relajarse un poco, deciden pasar un día de campo y todos se van a un pícnic.

Mientras Bishop deja bien claro que no confía en Gambit porque cree que él traicionará a los demás miembros de los X-Men hace su aparición Belladonna, esposa de Gambit, que viene a pedir la ayuda de su esposo porque la guerra entre el Gremio de Asesinos y el Gremio de Ladrones se está cobrando demasiadas vidas. Creyendo que él es en parte responsable de ello, Gambit acepta y todo el equipo decide acompañarlo. Al final vemos como Ghost Rider llega a New Orleans.
Allí, nuestro espíritu vengador se encontrará con que detrás de los asesinatos que rompieron el pacto entre ambos gremios se encuentran los aliens de The Brood que están haciendo de las suyas.
Entre tanto la reina de The Brood transforma a Ghost Rider en uno de sus acólitos. Los X-Men parecen no tener chance contra esta nueva amenaza.

En un respiro de la batalla, nos enteramos de la relación entre Gambit y Belladonna: ambos gremios decidieron un pacto y lo sellaron con su casamiento. Una asesina y un ladrón parecía ser una buena idea, pero algunos familiares no lo creyeron así.
El hermano de Belladonna ataca a Gambit y este lo mata en defensa propia. Esa muerte rompería la tregua recién obtenida, por lo que Gambit huye abandonando a su esposa.
Por su parte, Rogue y Jubilee encuentran que The Brood guarda a miembros de ambos clanes como postre y en un ataque conjunto, orquestado entre Psylocke y Belladonna, logran liberar a Ghost Rider de la posesión alienígena. Como conclusión Belladonna queda en coma, dando paso a una futura historia.

Pero volviendo al asunto de The Brood, las fuerzas unidas de Ghost Rider y los X-Men convierten en polvo (literalmente) los sueños de conquista de estos alienígenas. Claro que, como no podía ser de otra manera, se deja algún cabo suelto para retomar más adelante (o no, qué ha sucedido).
Los momentos bizarros
¡Uf! ¿Por dónde comenzar? Ya con ver a Ghost Rider convertido en un acólito de The Brood es suficiente para servir de ejemplo. Pero los guionistas se ocuparon de regalarnos otros momentos.
Como el juego de seducción que Psylocke comienza sobre el pobre Cyclops, aún bajo la mirada de su novia oficial Jean Grey. Verlo a Scott Summers totalmente embobado con el cuerpo mojado de Betsy Braddock es realmente hilarante porque no es que con su traje de batalla este mucho más vestida. Y ella no se preocupa en ocultar su deseo, aprovechando toda oportunidad para tentar al hombre.

O cómo acaba la pelea entre Bishop y Gambit. Ambos parecen que van a arrancarse los ojos, pero el reclamo de Rogue porque van a usan la tarta que ella cocinó con mucho esmero como misil provoca un ataque de risa en ambos, y olvidan que se estaban intercambiando una golpiza mortal.
O la sencilla manera en que tanto Belladonna como Rogue aceptan el mutuo interés romántico en Gambit. Cosas que normalmente se veían en series de TV como Dallas, pero en un cómic… En fin, ya han leído mi opinión. Ahora es su turno, amigos lectores.









