De princesa a arpía: las veces en que Lady Di mostró su lado oscuro

Bajo los reflectores del mundo y con una inmensa carga histórica a cuestas, Lady Di era una persona vulnerable a que en los momentos de estrés dejara ver su lado oscuro.

Por:Univision

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Se ha hablado mucho de la condición psicólogica de Lady Di. En el libro ' Shrinking the Princess', de Sally Bedell Smith, se afirma que el "temperamento inestable de Diana llevaba todas las marcas de uno de los trastornos psicológicos más evasivos: la personalidad límite (borderline). Esta condición se caracteriza por tener una auto-imagen inestable, cambios bruscos de humor, miedo al rechazo y al abandono, una incapacidad para sostener relaciones, sentimientos de soledad, aburrimiento y vacío, depresión y comportamientos impulsivos".

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Incluso, estos cambios repentinos de humor se evidencian, en especial, en su relación de amor-odio con la prensa. Sir David English, fallecido director de Associated Newspapers, afirmó que "es indiscutible que Lady Di explotara a la prensa para sus propios intereses, al igual como nosotros la explotamos a ella".

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Simone Simmons, una de sus grandes amigas, dice que Lady Di intentaba llenar su tiempo libre hablando por teléfono. Cuenta que, una vez, habló catorce horas seguidas, y no era inusual que hablara, en promedio, ocho horas.

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Amigos y exempleados coinciden en que Lady Di hablaba de más. En el libro ' Shadows of a Princess', de su exsecretario Patrick Jephson, se dice que se burlaba de los antepasados griegos del Duque de Edinburgo al llamarlo "Stavros", un nombre común en Grecia que se ha popularizado tanto que se ha convertido en una especie de gentilicio.

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En el mismo libro, su exsecretario dice recordar que alguna vez dijo que sus joyas "eran una recompensa por tantos años de purgatorio en esa jodida familia".

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Pero quizá lo peor que dijo Lady Di en uno de sus momentos más indiscretos, fue, según su exsecretatio, el haber contado en una fiesta que Tiggy Legge-Bourke, la nana de sus hijos, había tenido un aborto.

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Jephson parece sentir mucho resentimiento por Lady Di, porque además afirma que ella enviaba mensajes hirientes a los buscapersonas de sus empleados.

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E, incluso, dice que era muy paranoica, pensando que le interceptaban todas las llamadas y que querían matarla. Jephson también revela que esa paranoia la llevó al punto de ocultar a un amante en el maletero de su auto para entrar a Kensington Palace.

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Además, entre sus conocidos hay anécdotas que muestran cómo vetaba y eliminaba de su círculo de amistades a ciertas personas.

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Por ejemplo, según ' Vanity Fair', su amigo Elton John quedó congelado cuando Lady Di peleó y dejó de hablarle a Gianni Versace cuando editó un libro de fotografías en el que aparecían modelos desnudos junto a miembros de la realeza. Lo mismo le pasó al banquero Sir Ronald Grierson por haber contratado a una exsecretaria que Lady Di había despedido (en la fotografía, el cantante y la princesa en el velorio del diseñador).

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Otra de las damnificadas del mal temperamento de Lady Di fue Sarah Ferguson, la duquesa de York.

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Un artículo de ' Vanity Fair' de 1987 cuenta la ardua labor de comunicaciones y "mercadeo" que tuvo que hacer la realeza para que "Fergie" no eclipsara con su humor y buena actitud a Lady Di.

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Incluso, 'Vanity fair' especuló que 'Fergie' era más cercana a la reina Isabel II que Lady Di. En varias ocasiones fueron vistas dando paseos a caballo, en eventos de caridad y dedicando tardes enteras a charlar sobre caballos, polo, familiares, la Armada Británica y el progreso de dos libros en que trabajaba la reina.

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Otro artículo de ' Vanity Fair' cuenta que 'Fergie' terminó en "Siberia" como una manera de decir que fue apartada por completo del círculo de Lady Di cuando publicó sus memorias.

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En el libro, 'Fergie' contó una anécdota sobre unos zapatos que Lady Di le prestó y le produjeron una verruga en el pie. La duquesa de York hizo todo para disculparse, pero Lady Di nunca le volvió a hablar y la sacó de la lista de invitados a una fiesta de cumpleaños que le preparó el emprendedor de Hong Kong David Tang en 1997.

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Según 'Vanity Fair', Paul Burrell, asistente de Lady Di, también ayudó a ponerla en contra de 'Fergie', murmurándole al oído que ella aprovechaba su relación para ganar publicidad en los medios de comunicación. "Para hacerle justicia, eran los periodistas, y no 'Fergie', quienes traían a colación el nombre de Diana en las entrevistas", concluye Tina Brown en su artículo.

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