Una lectura experimental, desafiante y diferente. Esa fue mi experiencia frente a Una diversión extranjera, una recopilación de cuentos del autor mexicano Mario Bellatin realizada por la editorial uruguaya Hum.
Una diversión extranjera: una entrada a los mundos intrigantes del mexicano Mario Bellatin

El libro, de ágil lectura aunque no ligera, está compuesto por tres cuentos cortos: «Shiki Nagaoka: una nariz de ficción», «Mi piel luminosa» y «Salón de belleza», posiblemente la obra más popular y reeditada del artista.
Es posible contar historias en formatos diferentes

Lo curioso de estos tres cuentos es que cada uno está relatado de manera diferente, mecanismo que no solo contribuye a la agilidad en la lectura, sino que además despierta nuestra curiosidad sobre cómo es posible desarrollar una historia en formatos no tradicionales.
Pero ¿a qué me refiero con «formatos no tradicionales»? Dicho de manera simple: a una propuesta diferente en cuanto a la forma. En estos cuentos, Bellatín hace tres presentaciones variadas e igualmente interesantes que escapan de la tradicional dicotomía en prosa o verso.
El primer cuento al que el lector se enfrenta es «Shiki Nagaoka: una nariz de ficción». Aquí los párrafos están separados por tres asteriscos colocados de forma horizontal, signo que usualmente hemos visto en la separación de unidades temáticas, ya sea capítulos o secciones dentro de un mismo capítulo. Esta separación en párrafos no altera de forma trascendental la lectura, pero sí genera curiosidad y, en los primeros momentos de lectura, cierta confusión. Con este cuento Bellatin logra atrapar profundamente al lector, por lo que posiblemente continúes la lectura.
Es el turno entonces de «Mi piel luminosa», cuento que presenta una propuesta aún más arriesgada: aquí cada párrafo ocupa una página del libro (independientemente de su longitud), y cada frase está separada con un numeral. Sí, así como lo lees. Cada párrafo se transforma de este modo en un listado de frases a través del cual se cuenta la historia. Suena interesante, ¿verdad?
Por último está «Salón de belleza». Este cuento, a diferencia de las anteriores, presenta una estructura en párrafos tradicional que convierte la lectura en un acto más fluido y que, tras haber pasado por las experiencias anteriores, se disfruta de manera diferente a lo que estamos habituados.
El contenido es la reina

Si en estos cuentos la forma es el Rey, el contenido es la Reina. Las tres historias presentan mundos con gran base en la realidad pero con toques de fantasía que nos invitan a adentrarnos en ellos y no querer salir, en parte por lo enfermizo y nauseabundo de esos universos, que atrae lo más básico y visceral de nuestra existencia, eso que solemos esconder del resto del mundo.
También podríamos decir que estamos frente a una experimentación en cuanto a los personajes y a los contextos: «Shiki Nagaoka (...)» cuenta la historia sobre un monje oriental y escritor con un rasgo físico imposible de ignorar (su nariz), «Mi piel luminosa» relata en primera persona las aventuras de un joven cuya madre obliga a exhibir sus genitales a cambio de regalos --una práctica que, en ese mundo ficticio, es considerada normal- y «Salón de belleza» relata la vida del dueño del establecimiento que da nombre al cuento frente a la llegada de una peste mortal que azota la ciudad.
En los tres casos, además, los personajes son el centro de la historia y el principal atractivo para los espectadores, quienes no dejamos de preguntarnos cómo lograron llegar al punto donde se encuentran, que parecería ser de no retorno.

Bellatin es un artista muy difícil de encasillar dentro de un género o corriente específica -y seguramente se sienta cómodo así-. Pero si hay algo que tienen en común estas historias es que sus personajes se encuentran en un proceso de cambio y de crecimiento constante. Nada parece ser permanente en su vida. Ninguno de los tres hombres (sí, son tres personajes masculinos) vive una vida «común» ni puede ser definido con ese adjetivo. Esa capacidad de asumir la diversidad como «normal» es característica de su obra y se refleja en las formas, en los conceptos e incluso en el uso del lenguaje.
Cada una de las páginas de los cuentos de Una diversión extranjera nos invita a seguir conociendo el trasfondo de los personajes y sus mundos en una lectura ágil y entretenida cuya forma peculiar no distrae del mensaje que se quiere contar. Una elección acertada e interesante, incluso para aquellos como yo que nos encontramos por primera vez con el autor.
Mario Bellatin, Una diversión extranjera, 2012, editorial HUM









