Ayer hablamos sobre una de las más populares y ancestrales técnicas de escarificación: el Branding. Hoy te traemos otra de las técnicas de este doloroso y cuestionadísimo proceso que deja marcas permanentes en tu piel: El Cutting, una forma de escarificación que consiste en cortar la piel.
Técnicas de escarificación: Cutting


El "cutting", como su nombre (en inglés) lo indica, es un procedimiento mediante el cual con un bisturí uno va cortando la piel, dando forma a lo que luego será una cicatriz, un diseño cicatrizado. Las escarificaciones por cutting son un ritual muy antiguo hecho en distintas partes del mudo (como la "escarificación cocodrilo", que alguna vez hemos visto), y hoy en día con los materiales quirúrgicos esterilizados es algo bastante menos riesgoso, siempre y cuando lo haga un profesional, claro.
Pero el proceso puede ser extremadamente peligroso si no se atiende como es debido: la misma navaja jamás debe ser utilizada más de una vez y debe ser correctamente desechada o esterilizada luego del uso. El daño debe ser cuidadosamente controlado, nunca debe ser hecho por una persona inexperiente, sin práctica y en un ambiente inadecuado.



El proceso es muy intenso (mucho más que tatuarse), arde, quema, duele. Pero mientras que para muchos se resuelve con anestesia, para otros este sufrimiento es parte de la "magia" de la escarificación, de la experiencia espiritual.
Cabe destacar que el cutting se realiza con fines estéticos y con una intención más que nada espiritual, y que poco tiene que ver con la autoflagelación (eso implica problemas de autoestima en otros niveles, y una voluntad de dañarse a sí mismo que las escarificaciones no tienen por qué tener).
El proceso de sanación de la herida será doloroso y molesto, y deberás consultar al experto cuál es la mejor forma de curar el corte para que este cicatrice correctamente, pues debes tener sumo cuidado de no infectar esa zona (el riesgo de infección en la carne viva en contacto con el aire es muy grande).





