No se puede decir que You Want it Darker, el álbum que Leonard Cohen lanzó pocas semanas antes de morir, y un mes después de haber cumplido los 82 años, haya sido profético, sino más bien que el artista tradujo en forma de poesía y canciones una proximidad que él sentía de manera íntima y segura, que simplemente decidió mostrar a su público.
Recordamos a Leonard Cohen y su inmenso legado

En forma similar a lo que sucedió con David Bowie y su álbum despedida Blackstar, You Want it Darker está cargado espiritualmente, con una voz y una autoridad que hacen que parezca, más que una despedida, un mensaje desde el más allá, como si lo hubieran creado ya después de morir y de ver qué había del otro lado. En él, el artista es invulnerable, simplemente porque así se ha autoproclamado. Por el poder de su palabra.
No es casualidad que su hijo, Adam Cohen, quien produjo este último disco, haya anunciado su muerte diciendo que “falleció en paz en su hogar de Los Angeles, sabiendo que había completado el que él consideraba uno de sus mejores álbumes”.
Leonard Cohen, nacido en Canadá en 1934, comenzó su carrera como cantautor relativamente tarde: tenía 33 años cuando publicó su álbum debut, Songs of Leonard Cohen, en 1967, ya residiendo en los Estados Unidos, decepcionado por el poco éxito de su carrera literaria.
Pero en los años que le siguieron lanzó dos discos más Songs from a Room (1969) y Songs of Love and Hate (1971), y su influencia e impacto en la escena folk se expandió rápidamente, con esas bellas canciones minimalistas, de guitarras acústicas y extraños arreglos, con crípticas letras que hablaban de religión, espiritualidad, política, sexo y amor.
Estos tres álbumes sellaron su reputación de poeta pesimista y oscuro, pero también lo convirtieron en uno de los cantautores más importantes e influyentes de los 60, una figura con un peso comparable al de Bob Dylan.
Con estos tres comenzamos un recorrido por algunas de las mejores canciones de Leonard Cohen.
Suzanne
So Long, Marianne
Esta canción está inspirada en su amiga Marianne Ihlen, a quien Cohen conoció en 1960 durante un viaje por Grecia y dijo que era “la mujer más bella que había conocido”. Eventualmente vivieron juntos a lo largo de la década del 60, alternando entre Montreal, Nueva York y la isla griega de Hydra.
En julio de 2016, Marianne estaba agonizando en un hospital de Oslo, y Leonard Cohen le envió una carta, que su mejor amigo le leyó pocas horas antes de morir.
En la carta Cohen presagiaba –o simplemente constataba–: “Marianne, ha llegado el tiempo en que estamos tan viejos que nuestros cuerpos comienzan a derrumbarse. Tienes que saber que te seguiré pronto. Estaré tan cerca que si estiras tu mano podrás tomar la mía”.
Y, como buen amigo, cumplió con su promesa.
Bird on the Wire
The Partisan
Famous Blue Raincoat
Joan of Arc
Su siguiente álbum, New Skin for the Old Ceremony, de 1974, se alejó un poco de su característica instrumentación minimalista, y sumó violas, mandolinas, banjos y guitarras.
Chelsea Hotel #2
Who By Fire
Este intento de alejarse de sus rasgos más característicos sería expandido en su siguiente disco, Death of a Ladies’ Man (1977), que producido por Phil Spector, quien utilizó su técnica de muro de sonido.
El disco causó confusión entre la crítica y decepcionó a muchos de sus fans con este cambio, de manera similar a lo que antes le había sucedido a Bob Dylan. Evidentemente no son artistas que estén dispuestos a cumplir con las exigencias de su público.
True Love Leaves No Traces
Don’t Go Home with Your Hard-On
(El sentido del humor estuvo siempre presente en Cohen)
Con Recent Songs (1979) Cohen regresó a sus raíces folk y acústicas, aunque combinó varias otras influencias, entre ellas del jazz, la música oriental y mediterránea.
Came so Far for Beauty
The Traitor
Various Positions (1984) fue el intento de Leonard Cohen de modernizarse: incluyó sintetizadores y expandió las armonías y coros vocales (su corista Jennifer Warnes aparece acreditada como vocalista en todas las canciones del álbum), además de que es el álbum que más evidencia el tono cada vez más grave de su voz.
Es, también, el álbum que tiene “Hallelujah”.
Dance Me to The End of Love
Hallelujah
Luego siguió en ese camino con I’m Your Man (1988), ubicándose casi en el género del synth pop, con un álbum que tiene varias de sus canciones más célebres y que se convertirían en las más frecuentes en sus conciertos:
First We Take Manhattan
Everybody Knows
El político y más pesimista que nunca The Future (1992), abre con la impactante y épica canción homónima:
The Future
Pasarían 10 años para que edite su nuevo álbum, el décimo de su carrera, ya entrado el siglo XXI, sencillamente titulado Ten New Songs. Se lanzó cuando Cohen tenía 67 años, y es apropiadamente meditativo y apacible.
In My Secret Life
Dear Heather (2004) es tal vez el más olvidable de su discografía, conformado por canciones que no ingresaron en Ten New Songs, y por alguna razón muchos interpretaron que sería el último de su carrera.
The Letters
Old Ideas (2012) y Popular Problems (2014) son dos notables preámbulos de su último disco, una vuelta a las raíces pero ahora con otro pasado y otra experiencia vital en sus letras.
Going Home
Samson in New Orleans
Si bien el legado de Leonard Cohen y el estatus del artista reside en todos estos discos, estas canciones y estas letras, su carrera literaria de los 60, aunque no tan notoria, también le valió el Premio Príncipe de Asturias en 2011.
Cuando fue a recibirlo, dio un memorable discurso al que llamó "Cómo obtuve mi canción", que es representativo de su espíritu, su poesía y su enorme obra:









