Luis Javier Duhart nació en una familia de arquitectos, pero él decidió dibujarse otro plano y convertirse en intérprete, una etiqueta que le permite presentarse como actor y cantante al mismo tiempo.
Luja Duhart, el intérprete que enloquece a los Addams

“Siempre había pensado que la música tiene que estar al lado mío. Siempre busco que los personajes que interprete tengan algo que ver con la música”.
Y a sus 28 años, Luja –como le dicen desde siempre- ha hecho realidad ese bosquejo. Desde octubre pasado interpreta a Tomás Beineke, el novio de Merlina (Gloria Aura) en el musical Los Locos Addams, protagonizado en México por Susana Zabaleta ( Morticia) y Jesús Ochoa ( Homero). Su personaje es prácticamente el causante del conflicto en la historia.
Ahí, cuenta, ha aprendido dos cosas: que una función nunca es igual que la otra y que el público “hace magia”.
“La risa es muy contagiosa y más en el teatro. Si una función está contagiada de risas y de aplausos, ¡imagínate la sensación con la que sales!”, dice.
Luja, el aprendiz
En la segunda temporada de La Voz… México, Luja Duhart logró que Miguel Bosé, Paulina Rubio, Beto Cuevas y Jenni Rivera apretaran el botón para voltear su silla. Al final, él eligió al español.
Y aunque salió en el primer concierto en vivo, donde cantó Aprendiz, se llevó un gran regalo: “Jenni me abrazó y me hizo prometerle que nunca me diera por vencido”, recuerda.
Ahora, Jesús Ochoa es su mentor.
“Es un tipazo, tiene la humildad del tamaño del mundo. Él me dice: cuando te aburras de algo, es que estás haciendo algo mal”.
La historia de Luis Javier

Cuando era niño, Luja se fue a estudiar a Estados Unidos, a la bahía de Saint Louis, en Mississippi. Mientras estaba allá, cantó en la catedral de Nueva Orleans y promocionó un disco que su papá le había ayudado a grabar.
“Los vendía como a 10 dólares cada disco. Pedía dulces y pedía discos a México, y los vendía a mis amigos de EU”.
Pero su primer trabajo formal fue en la novela Un gancho al corazón (2008), donde tampoco se despegó de la música.
“Yo era el chico bohemio que se quería ligar a la hija del protagonista”.
Puro feeling

Vivir cerca de Nueva Orleans influenció tanto a Luja, que ahora considera el jazz, el blues y el R&B como sus géneros favoritos para cantar.
“Todos los feels que haces con la voz, realmente es de sentimiento, lo que salga”.
Esa pasión que le gusta experimentar en su profesión también la busca en sus pasatiempos y, por supuesto, en sus mujeres.
“Me encantan los deportes extremos, el año pasado me lancé dos veces de paracaídas. Quiero aventarme con un traje de ardilla desde un barranco y volar por las copas de los árboles”, dice.
“Soy súper romántico, soy cursi a más no poder. Te dedico canciones, te dedico fotos. Trato de ingeniarme para que si estás conmigo, sientas tú que eres mi centro”.
Entre tantas funciones de Los Locos Addams, Luja se ha caído, a veces le ha ganado la risa y ha tenido que recuperar la concentración en segundos, pero lo que nunca pierde es la conexión, ya sea con el público, sus compañeros o sus ganas de darlo todo cada día.
“Llego cinco minutos antes de salir, me siento en el escenario y -ese teatro está desde Cantinflas, ¡entonces te imaginas la cantidad de gente que ha pisado ese escenario!- pongo las manos sobre el piso y absorbo la energía que cada quien ha dejado. Entonces me lleno de energía, me limpio, me da mucha fuerza para salir y para enfrentar al monstruo que es el Teatro Insurgentes”.









