Leonard Cohen tiene 82 años.
Leonard Cohen corona su obsesión (¿y proximidad?) con la muerte con un disco oscuro desde su título

Este 21 de octubre, un mes después de su cumpleaños, lanzó su álbum número 14, titulado You Want it Darker, es decir, “lo quieres más oscuro”.
No es una pregunta, es una afirmación.
- Rock de la tercera edad: A los 90 años, Chuck Berry anuncia nuevo disco
La canción que le da título y abre el disco, difundida como sencillo un mes antes, expande la idea: “Tú lo quieres más oscuro, nosotros apagamos la llama”. Parece sugerir que las palabras son ajenas y el destinatario es él mismo.
La atmósfera religiosa de la canción, con su lenguaje bíblico y sus coros eclesiásticos, la elevan a un terreno espiritual y evidencian su centro: el conflicto entre el individuo y el más allá. No es una relación apacible la de dios y el hombre. Pero sobre el final viene la aceptación.
“Hineni, hineni” repite el estribillo, un vocablo hebreo que significa “estoy aquí” en un sentido espiritual. “Estoy preparado, mi señor” dice finalmente.
Su coqueteo con la muerte y su obsesión con lo irreversible del paso del tiempo y la vejez, al menos desde su costado poético y espiritual, no es algo nuevo en Leonard Cohen, un músico que ya con su primer disco recibió comparaciones con Bob Dylan y Schopenhauer, los grandes poetas del pesimismo.
Antes de dar a conocer al mundo sus canciones —con su disco debut, de 1967, lacónicamente titulado Canciones de Leonard Cohen— ya había publicado algunos libros de poesía y dos novelas.
La segunda de ellas, la experimental y mística Beautiful Losers, se publicó cuando Cohen tenía 32 años, y en su primera página contiene la siguiente sentencia:
“¿Puedo amarte a mi propia manera? Soy un viejo sabio, que luce mejor ahora que cuando era joven. Eso es lo que aplastar trasero le hace a tu rostro”
Ahora, 50 años más tarde, estos temas y obsesiones adquieren un peso y una gravedad adicional en You Want it Darker, no sólo por sus circunstancias vitales, sino también por esa voz grave, casi monótona, que ya no tiene las inflexiones de sus viejas canciones y ahora más que cantar susurra o gruñe, y por un regreso a lo despojado y minimalista en lo musical (características que ya tenían sus últimos dos discos, Old Ideas de 2012, y Popular Problems de 2014): algunos teclados, violines, guitarras acústicas, y su voz en el centro.
- (No tan) Tristes y solitarios: ¡The Rolling Stones tiene nuevo disco! Te contamos todo sobre Blue & Lonesome
La segunda canción del álbum se llama “Treaty” (“Tratado”) y está dedicada a un viejo amor que ha fracasado, que había sido idealizado. Tal vez una mujer o tal vez dios, una ambigüedad siempre presente en Cohen, desde su legendaria "Hallelujah".
“Lamento haberte convertido en un fantasma/ solo uno de nosotros era real/ y ese era yo”.
El tono de despedida, de un repaso crítico y amargo de los años que han pasado, surca a lo largo de todo el disco.
En “On the Level”:
“Deberían darle una medalla a mi corazón por haberte dejado ir/ Cuando le di la espalda al diablo/ Le di la espalda al ángel también”
En “Leaving the Table” retoma una metáfora de la primera canción: abandonar la mesa, salir del juego; en “It Seemed the Better Way” hay algo de arrepentimiento:
“Parecía lo mejor/ cuando lo escuché hablar por primera vez/ ahora es demasiado tarde/ para poner la otra mejilla Sonaba como si fuera la verdad/ parecía lo mejor/ sonaba como si fuera la verdad/ pero hoy no es la verdad”
Pero no todo es simple oscuridad. No es un disco deprimente. No hay tristeza ni resignación.
Es en cierto modo un cierre, una conclusión, pero hay algo de satisfactorio y desafiante en todo esto. Una oportunidad de ver las cosas de otra manera.
Y algo de espacio para la luz también.
En “Traveling Light” ("Soy una luz que viaja") y “If I Didn’t Have Your Love”:
“Si el sol perdiera su luz/ y viviéramos una noche eterna/ y no hay nada más que pudiéramos sentir/ así sería mi vida/ si no tuviera tu amor”
Resuenan al escuchar el álbum sus palabras recientes, en una entrevista, que dijo que “estaba preparado para morir”.
Poco antes, en agosto, murió su vieja amiga y musa Marianne Ihlen, quien inspiró dos de sus más bellas y clásicas canciones, “So Long, Marianne” y “Bird on a Wire”.
Cohen le escribió una carta de despedida que un amigo de ella le leyó pocas horas antes de morir:
“Bien Marianne, ha llegado el tiempo en el que estamos tan viejos que nuestros cuerpos comienzan a derrumbarse. Creo que te seguiré pronto. Estaré tan cerca que si estiras tu mano podrás tomar la mía”
Así es este disco You Want it Darker. Con algo de oscuro y definitivo, un poco amargo como toda despedida, pero con una luz que subyace y que promete un encuentro con el amor, con simplemente estirar la mano.









