El pasado fin de semana el cantante Justin Bieber decidió celebrar en el escenario el cumpleaños de su madre (siempre un buen truco publicitario para mostar que es un "buen chico") pero cuando ella sopló las velitas se le incendió un poco el pelo. Justin lo apagó rápidamente y el dilema no pasó a mayores, aunque yo veo en este "accidente" un intento de asesinato frustrado.
Justin Bieber incendia a su madre

Al parecer Bieber estaría un poco harto de su progenitora y querría librarse de ella para dedicarse a lo que más le gusta: inhalar cocaína de los pechos de alguna actriz porno que le recomendó Charlie Sheen. Sin embargo, luego de este intento fracasado, Bieber aguardará pacientemente como la mente malévola que es antes de atacar de nuevo, probablemente enviándole un pastel bomba con la forma de Brett Michaels o creando una leyenda urbana de que la fan que mate a su madre se casará con él.
En cuanto la madre de Bieber pase a ocupar un cajón (o tal vez su hijo la entierre en una lata de conservas para ahorrar espacio) su hijo probablemente empiece a vivir la buena vida, diciéndole la verdad a sus fans, empezando por el hecho de que no es un ser humano sino una mezcla de harina, jugo de soya y pelusa del ombligo de Mickey Rourke que cobró vida por razones desconocidas.









