El día que Dee Snider enfrentó a Washington para pelear contra la censura

El 27 de abril de 1984, Twisted Sister lanzaba “We're Not Gonna Take It”, el primer single de su álbum Stay Hungry, que saldría al mercado pocos días después.

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El éxito fue inmediato, la banda de heavy metal (a Dee Snider no le gusta que los llamen glam metal) lograba su primer y único Top 40, un puesto 21 en el Top 100 de la revista Billboard y un videoclip que circulaba por MTV a toda hora. 

Dentro del panorama musical de esa década, Twisted Sister se movió por el terreno de la provocación medida. Dee Snider, su líder, sostiene que “gran parte del mensaje de los 80 fue sexo, drogas y rock 'n' roll [...] Twisted nunca cantó sobre eso. Lo nuestro era sobre no dejarse pisotear, luchar y creer en ti mismo [...] “I Am, I'm Me”, “You Can't Stop Rock and Roll”, ” “We're Not Gonna Take It”, esos poderosos y fortalecedores mensajes”. 

Sin embargo, la polémica se hizo presente en el momento de mayor éxito de Twisted Sister. ¿La razón? Un grupo de abnegadas y abnegados defensores de la moral y las buenas costumbres ( aka santurrones) creyó que era necesaria cierta forma de control y censura sobre la música potencialmente dañina para la pureza de los niños y jóvenes estadounidenses. 

Esa era la misión del Parents Music Resource Center, fundado entre otras personas por Mary Elizabeth Aitcheson (conocida como Tipper Gore), esposa del entonces senador demócrata y futuro vicepresidente del país, Al Gore.

Las “Washington Wives” elaboraron una lista de 15 canciones consideradas peligrosas (fueron llamadas Las quince asquerosas), ya que hablaban sobre sexo, masturbación, hacían apología de la violencia, el abuso de drogas, o eran satánicas, y reclamaron un sistema estricto de control que etiquetara a los discos según la temática decadente y peligrosa de los discos o las canciones, entre otras formas de censura. Una de las canciones en esa lista era "We're Not Gonna Take It". 

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Evidentemente, todas las conexiones que el PMRC tenía con Washington provocaron que algunas tiendas de música dejaran de vender los discos, con un impacto sobre los artistas y los sellos discográficos, y los políticos se vieron obligados a tomar cartas en el asunto.

Dee Snider contra el senado

El 19 de septiembre de 1985, Dee Snider declaró frente a un comité del senado, junto con  Frank Zappa y John Denver. Snider se hizo presente con su habitual look de espantasuegras reaccionarias, y su discurso fue una muestra de la cordura, inteligencia y capacidad de discernimiento que brillaba por su ausencia entre los representantes del senado y el PMRC allí reunidos.

Al momento de presentarse frente a la comisión Snider se refirió a  sí mismo como un hombre de familia, casado, con hijos y que no consumía alcohol ni drogas, y dejó en claro que “nací y fui criado como cristiano, y aún adhiero a esos principios”. 

El alegato de Snider estaba centrado contra la censura, pero también contra la interpretación errónea de las letras. "We're Not Gonna Take It" no fue la única canción puesta en tela de juicio, sino también “Under the Blade”, acusadas de violencia y referencias sadomasoquistas respectivamente.

En ese momento Snider dijo que todas las referencias mencionadas no estaban allí sino en la mente de la señora Gore, y que las decisiones sobre lo que es conveniente o no para los niños eran responsabilidad exclusiva de los padres y de nadie más. Vale aclarar que Snider siempre se refirió a este tema desde una óptica personal: nadie podía establecer juicios que les correspondían a su esposa y a él en la crianza de sus hijos.

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Sin embargo, la lucha contra la absurda censura estaba resuelta de antemano ya que el sistema de etiquetado "Parental Advisory" ya había sido aprobado por la RIAA (Recording Industry Association of America), como una forma de contemplar gran parte del reclamo del PMRC. 

¿Y qué pasó con Dee después de ese día? 

Enemigo público Nº 1

Primero lo primero: tras su comparecencia, Snider le dijo a un periodista que se sentía “sucio” luego de estar cara a cara contra algunos representantes de la clase política. 

“Estas personas no son mejores que yo, no son más inteligentes que yo, ni tan amables. No son buenas personas, son manipuladoras, y están usando su poder por las razones equivocadas”.

Pero las consecuencias fueron un poco más allá de lo esperado. Desde ese día, el teléfono de Snider fue intervenido, y el Servicio de correos comenzó a revisar toda su correspondencia: se convirtió en el enémigo público número uno

Y también lo fue para los fans, y algunos músicos, como Dio.

Según Snider, no todos se dieron cuenta de la importancia de la batalla que libró frente a la comisión del senado. Cierta parte de los fans creían que esa resolución final de la RIAA y el discutido etiquetado no hacía más que mostrarles explícitamente el tipo de música que querían escuchar, e invisibilizaba la importancia de la postura de Snider frente a la censura maniqueísta de un sector de la sociedad que estaba además siendo apoyada por actores importantes del poder político.

Alice Cooper, otro provocador en sus buenos tiempos, le dijo al respecto: 

“Te autolastimaste al defenderte a ti mismo [...] Hiciste un gran trabajo, pero los fans no querían escuchar eso. Ellos no quieren que seas inteligente. No quieren que estés sobrio, que estés casado ni que seas un hombre de familia. Ellos quieren otro estilo de vida. Ellos quieren un animal. Así que fuiste ahí y ganaste la batalla, pero perdiste la guerra”.

De todas maneras, según Snider, desde aquel momento, no falta oportunidad para que tanto chicos como personas adultas se acerquen a felicitarlo y agradecerle por lo que hizo ese día, en el que junto a Zappa y Denver se hizo el portaestandarte de una causa, ante el silencio de casi todos sus pares, y de la industria discográfica en general.