Muchos lo habrán oído nombrar y hasta vieron fotografías del famoso urinario o una réplica, sin embargo, no todos conocen la historia detrás de este objeto que cambió la percepción del arte. El año en cuestión es 1917, una época lejana para nosotros, pero no tanto si pensamos en una línea temporal artística. Lo que hizo básicamente Marcel Duchamp fue comprar un urinario del tipo «Bedfordshire», lo colocó descansando sobre la parte trasera y escribió en él «R. Mutt 1917». ¿Cuál fue la razón? ¿Por qué un urinario?
¿Conoces la historia detrás del urinario de Duchamp?

Cambiando el concepto de arte y trascendiendo fronteras

Duchamp envió el urinario a una enorme muestra organizada por la Sociedad de Artistas Independientes de New York, la cual decía que aceptaría todos los trabajos que llegaran, mientras se pagara la inscripción. « La Fuente», como llamó a esta obra, fue registrada bajo el nombre de R. Mutt. A pesar de las reglas, la Sociedad no aceptó el trabajo y lo retiró al instante, por lo tanto, el objeto original fue visto por pocas personas. Duchamp, parte del grupo organizador, renunció en protesta.
Con este simple acto de transgresión, Duchamp creó una nueva época para el arte. Su idea era que los artistas de la época y la sociedad en general eran muy tradicionalistas y tomaban al arte demasiado en serio. Con el urinario demostró dos cosas: que cualquier objeto puede ser considerado arte, lo que se llamó readymade, y que el campo artístico necesitaba una revolución y un cambio en la mentalidad conservadora.
La controversia

(Réplica en la Galería Nacional de Arte Moderno en Escocia)
Existe solo una imagen del objeto original, una fotografía tomada por Alfred Stieglitz. El urinario comprado por Duchamp debe haber terminado en algún basurero, descartado por los conocedores de arte de la época. Aunque en ese momento no obtuvo reconocimiento, las revistas de arte más transgresoras comenzaron a hablar sobre el tema. El texto más conocido al respecto fue publicado poco después en la revista The Blind Man:
Si el señor Mutt hizo la Fuente con sus propias manos o no eso no tiene importancia. El lo ELIGIÓ. Tomó un artículo de la vida y lo ubicó para que su significado práctico desapareciera debajo de un nuevo título y punto de vista, creando un nuevo pensamiento para el objeto.
Debemos tener en cuenta que era comienzos del siglo XX y los urinarios eran para muchos algo «inmoral». Algunos medios lo nombraban como un «objeto de baño», sin ni siquiera atreverse a decir la palabra real, por miedo a las reacciones de la población. Mucho menos se mostraría en público, durante una exposición de arte, aunque ahora parezca una decisión absurda.
Algunos alegan que ni siquiera fue Duchamp quien dio con la idea, sino que consiguió el urinario cuando se lo envió una amiga. Como vemos, La Fuente se lleva el crédito por cambiar el concepto de arte o al menos, levantar la discusión en torno a la definición en sí, a la autoría y al cambio de mensaje en los objetos cotidianos. Hoy en día solo existen réplicas, 17 para ser exactos, repartidas en diferentes museos.









