8 historias paranormales contadas por personas normales que no te dejarán dormir

Como tradición de VIX, traemos para ti la segunda edición de «Historias paranormales contadas por personas normales». (Si te perdiste la primera parte del año pasado, la dejaremos por aquí).

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Si ya estás cansado de escuchar los mismos relatos que tus amigos cuentan una y otra vez cada Halloween, te encantarán estas nuevas narraciones. A menos que alguno de nuestros invitados sea conocido tuyo, en ese caso, qué coincidencia tan tenebrosa.

#1 Visita en sueños

«Desde siempre mi hermana y yo somos muy unidas, tanto que llegábamos a soñar las mismas cosas. Soñaba de forma recurrente que estábamos juntas y vestidas de blanco junto con otra hermana, pero ésta última caía a un acantilado. Nunca se lo conté (cosa rara) hasta años después y me dijo que soñaba lo mismo muchas veces. Cabe señalar que mi madre tuvo antes un embarazo complicado y perdió al producto. Era otra niña».
Karla Esquivel

#2 Huellas, ¿sin dueño?

[Historia de una médica forense]

«Mataron a un policía ministerial y nos tocó hacer la necropsia. Fue la única en todo el día, entonces ya nadie iba para la sala de necropsias. Al siguiente día, en la mañana, de afuera hacia adentro (de la puerta de atrás) había unas pisadas grandes de botas, como las que usaba el ministerial. Eran de sangre y desaparecían en la cámara frigorífica donde estaba el cuerpo. «Nadie entró ni salió ya de la sala de necros, y mucho menos había sangre afuera que pudiera entrar. Y nadie traía botas. En realidad no vimos ni escuchamos nada... Sólo aparecieron las huellas de sangre y ya». Mony Navarro

#3 Un viejo amigo

«Hace poco, mi hija estaba muy en la onda de los amigos imaginarios y un día estaba hablando en el espejo del cuarto de sus abuelos. Sólo estábamos ella y yo. De repente, escuché lo siguiente: Mi hija: "¿Cuántos años tienes?... ¿Cómo que para qué? ¡Para jugar!". Una voz ronca y tétrica: "80". Corrí al cuarto y le prohibí hablar con lo que fuese eso. Ese día nos apagaron la lámpara del escritorio (necesita tres toques para apagarse), se escucharon ruidos en la sala y hasta que prendí una vela pudimos dormir». Chlöe Genevieve

#4 El hombre de plastilina

«Mi hijo entró a mi cuarto un poco serio y me dijo: "Mamá, ¿puedes hacerme compañía un rato en mi cuarto?". Y como buena madre, le dije que no porque estaba ocupada. Se metió al baño y luego volvió a su cuarto. Mientras él estaba en el baño, algo se cayó en su cuarto. Yo lo escuché desde el mío, pero no le di importancia. En el momento que él entró a su cuarto, me llamó y vino a pedirme de nuevo que lo acompañara, así que lo acompañé y le di unas hojas para que dibujara y se entretuviera solo. No pasaron ni diez minutos cuando vino corriendo a mi cuarto, mudo. Y sin preguntar, cerró la puerta con seguro. Le pregunté qué pasaba y me dijo: "No sé si decirte". Obviamente le dije que me dijera y me dijo que un muñeco de plastilina que él había moldeado (y con el que le gustaba jugar) se había movido y le había caído encima.
Muy escéptica le pregunté cómo pasó y me dijo: "Lo tenía junto a mí en mi cama mientras dibujaba y cuando volteé estaba flotando encima de mi cabeza. Luego cayó a la cama de nuevo y vine contigo inmediatamente". Le dije que pudo ser su imaginación, pero me dijo: "Por favor déjame quedarme aquí". Le dije que estaba bien, pero que yo revisaría su cuarto. Cuando salí a revisarlo, él quiso acompañarme. Entré y no vi al muñeco en su cama: estaba en un mueble del otro lado del cuarto. Cuando él entró se puso a llorar y me dijo: "Mamá, tengo miedo, yo no lo puse ahí"». Marisol Quesadas

#5 Bombero en servicio

«Cuando me cambié de estación de bomberos, era mi primer día y me tocó lavar la motobomba con otro compañero. Él me dejó para ir al baño y yo estaba lavando las llantas, cuando de reojo vi a un compañero muy alto y de bigote. Me paré y me saludó ondeando su mano efusivamente. "¿Y Badillo?", me preguntó. "¿Ya te enseñó la estación?". Le contesté que no y me pidió que lo siguiera.
Tengo la maña de voltear a ver los pies de la gente y vi que arrastraba la bota derecha. Cruzamos el hangar sin decir algo y subimos las escaleras a los dormitorios, pero los baños son muy largos y entró a ellos muy rápido. Justo iba saliendo Badillo, mi compañero, y recuerdo que hizo un gesto como de "¿qué haces aquí?". Le platiqué que venía atrás del compañero que había entrado (yo juraba que se había tropezado con él). Hizo cara de WTF, se asomó y me dijo que nadie había entrado. Juro que en ese momento sentí un sudor frío en el cuerpo y yo creo que se me descompuso la cara. Me preguntó cómo era y al hacerle la descripción me tomó del brazo y me llevó con los demás. Ese hombre falleció cuando se volcó el camión cerca de unas vías de tren y su pierna quedó aplastada... Desde ahí no volví a voltear cuando lo veía en el reflejo de la motobomba». C. G.

#6 Bajo el árbol

«Nos llamaron al servicio de una rama caída. Cuando llegamos al lugar en que el reportante quedó de esperarnos para guiarnos, lo encontramos. Se subió al escalón del camión, se agarró y fue dirigiendo al comandante. En una calle había una cadena y dijo que iba por la llave del candado. Esperamos como veinte minutos y nada. Mi comandante ya estaba enojado y nos mandó a buscarlo. Ni rastro de él. Justo en la esquina, estaba un árbol del tipo sauce llorón, o sea de esos muy frondosos. Cuando preguntamos si conocían al muchacho, una señora nos dijo que con esa descripción no había alguien por ahí, pero que probablemente había sido el ahorcado —del árbol del ahorcado— en el que nos habíamos refugiado del sol. Regresamos a la estación en silencio bien sacados de onda y hasta la fecha no le encontramos explicación lógica». C. G.

#7 Se quedó en casa

«Fue a mis 7 años. Mi madre se estaba bañando y yo "cuidaba" al hermano de 3 meses de nacido en el cuarto. De repente, las parrillas de la cocina se azotaron (sólo estábamos los 3 en casa). Mi madre salio corriendo (a gritarme por traviesa) pero pues vio que no fui yo. Se vistió rápido, salió a la cocina, abrió la puerta de la casa y la perra que teníamos salió corriendo rapidísimo de debajo de la escalera. Ese apartamento lo rentábamos y antes de llegar nosotros una de las hijas de los dueños había fallecido por un aborto mal realizado (se imaginarán en qué condiciones fue si eso tiene 22 años). En esa casa duramos como 2 años y siempre ella estaba ahí, levantando las parillas, abriendo la puerta, cerrando la puerta del área de lavado...». Rei Clementine

#8 Una señal

«El taxista de confianza que tengo perdió a su nena de 5 años de una neumonía (pasó un año antes de que yo lo conociera). Por lo tanto, mi hija obviamente no lo sabía. Una vez, estando en el carro, íbamos en el relajo y cuando abrí la puerta mi hija volteó y dijo: "Toño, te manda saludar tu hija. ¡Que bonito se ríe!". Tiempo después, a mi hija le dio púrpura y el taxista me ayudó a cargarla. En eso volteó y le dijo: "Toño dile a tu hija que ya se porte bien" y puso cara de fastidio. Ahí tuve que explicarle que la niña que ya no estaba aquí y que lastimaba a Toño con sus comentarios. Pero él me confesó después que le había pedido una señal a su nena para salir de su depresión». Chlöe Genevieve

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